Más allá de que, como cualquier ciudadano argentino, los productores agropecuarios sufren la inflación cada vez que van a comprar algo, además también se ven impactados con dureza por el efecto de que muchos insumos clave y específicos para el sector, se han encarecido muy por encima del costo de vida general y, lo que es peor, de lo poco que aumentaron los granos.
Así lo muestra un informe del Instituto de Estudios (IERAL) de la Fundación Mediterránea, elaborado por los economistas Juan Manuel Garzón y Franco Artusso, que analiza los precios relativos de los productos agropecuarios en el último año.
El trabajo exhibe con claridad que trigo y maíz han perdido muchísimo poder de compra, mientras que la soja asoma con un mejor escenario, pero también con una ecuación económica desfavorable.
Los cereales subieron 98% y 104%, respectivamente, en el último años; mientras que la oleaginosa lo hizo 136%.
LA “INFLACIÓN CAMPO” Y SU IMPACTO EN LA ECUACIÓN PRODUCTIVA
De acuerdo con el reporte, a la cabeza de la inflación sectorial se encuentran los fertilizantes.
“En lo que hace a los insumos, y dada la información que se dispone, los precios mayoristas de abonos y fertilizantes muestran una gran aceleración en los últimos 12 meses, una tasa de inflación del 234% que más que duplica la de los granos, otros productos e insumos agropecuarios”, menciona el estudio.
Un factor grave en este contexto es que los investigadores analizan que “no parecería haber factores externos” que expliquen esta fuerte suba, porque los precios internacionales están por debajo del año pasado.
Entonces, es “más bien el resultado de las restricciones internas, la no disponibilidad de dólares oficiales y la necesidad de las empresas productoras y comercializadores de acudir a los mercados libres para hacerse de divisas, de hacer coberturas en mercados de futuros y/o de trabajar con márgenes superiores a los habituales frente a un escenario de mayor riesgo”, indicaron.
Además sostienen que, para algunos cultivos y en determinadas zonas de producción, sobre todo aquellas más intensivas en la necesidad de aplicar nutrientes, el encarecimiento de los fertilizantes puede tener un fuerte impacto sobre costos de producción.
Esto induce a una menor aplicación de estos insumos y por ende a una “apuesta productiva menos ambiciosa y sustentable en términos ambientales”, advirtieron.
LA MAQUINARIA TAMBIÉN ACELERA EN PRECIOS
En segundo lugar, la maquinaria agrícola, con una inflación mayorista del 163% en el período, está segunda en el ranking inflacionario sectorial, superando no solo a los granos, sino también a otros productos analizados como hacienda bovina (el análisis está hecho hasta septiembre, antes de las fuertes subas que se dieron en octubre); leche cruda y cerdos.
Como parámetro, desde el IERAL recordaron que la inflación general está en un 138% y que la suba del tipo de cambio oficial ronda el 144%; es decir, que la maquinaria también supera estos parámetros.
Por último, también los precios de los alimentos balanceados han crecido por encima de todos los productos agropecuarios, la inflación general, el gasoil y otros insumos del agro.
“Nótese que este encarecimiento de los alimentos balanceados no es una buena noticia para sistemas de producción intensiva de animales y/o derivados, caso de los capones de las granjas de cerdo, la leche cruda de los tambos o los novillitos que salen de establecimientos de engorde de bovinos a corral, actividades que son justamente intensivas en el uso de estos insumos”, remarca el informe.
PODER DE COMPRA AFECTADO
Bajo este panorama, inevitable y lógicamente los granos perdieron poder de compra.
“Dos de los tres granos analizados (trigo y maíz) se han abaratado en términos relativos a muchos productos de la economía, incluidos insumos como fertilizantes, insecticidas y equipos de producción (maquinarias), y también han perdido poder de compra en términos de aquellos bienes y servicios que se necesitan para vivir (costo de vida, tasa de inflación general)”, remarcan Garzón y Artusso.
En cuanto a la soja, se muestra con mejor desempeño relativo, tanto respecto a las otras materias primas como a insumos varios (gasoil, insecticidas).
“De todos modos, la oleaginosa se ubica en una situación intermedia, su poder de compra también se ha reducido contra otros productos, caso de maquinarias, abonos y fertilizantes”, concluyen.