Uno de los impactos mas visibles de la caída en la producción de granos gruesos 2022/23 será el escenario complejo para el complejo de molienda, a partir del faltante de materia prima que se empezará a sentir con fuerza en los próximos meses.
Infocampo consultó a directivos y empresarios del sector, que coincidieron en remarcar que el segundo semestre se verán situaciones de paralizaciones parciales o totales en el polo de crushing emplazado en las terminales portuarias rosarinas.
Un repaso por los primeros números del año ya da cuenta de un retroceso en la industria. De acuerdo a estadísticas de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), en enero la molienda de soja fue de 1,9 millones de toneladas, un retroceso de 715.000 toneladas con respecto al mes previo y de 613.000 toneladas si se compara con enero del año pasado.
Este freno en la industrialización marcó el peor mes de enero desde 2015.
“La caída en el volumen de oferta de soja disponible impacto en la menor molienda y arrastró la caída en el ingreso de divisas”, advirtió Gustavo Idígoras, titular de la entidad.
Otro de los síntomas es la suba en la capacidad ociosa de la industria, que con esta baja en la molienda se situó en el 68%, que en solo un mes creció un 8%. Para encontrar un número superior, hay que remitirse a diciembre de 2020, cuando un conflicto gremial paralizó las plantas por espacio de 22 días.
LAS RETENCIONES NO SE TOCAN
“Habrá un cese de molienda en el segundo semestre, de forma parcial o total, de acuerdo a cada planta”, sostuvo Idígoras. Consultado por la posibilidad de suspensiones o despidos, el directivo sostuvo que “se trabajará para evitarlos, pero va a depender de cada empresa”.
Ante este escenario, Idígoras mencionó una sería de políticas de mitigación ante los efectos devastadores de la sequía, que podrían ser un alivio para esta cadena de valor.
“La importación temporaria de soja no debería tener ningún tipo de obstáculos en todo el año”, explicó.
Además, agregó que se deberían agilizar las importaciones de repuestos de las fábricas y abrir mesas de diálogos con los sindicatos.
En este marco, la baja o eliminación de los derechos de exportación no figura en las prioridades de la agenda política, en plena carrera hacia las elecciones presidenciales.
En los últimos días, diputados oficialistas presentaron un proyecto de ley para el sector agroindustrial, que no contempla retenciones y desdoblamiento cambiario, dos temas sensibles para el agro.
Desde Ciara entienden que, en un contexto de fuerte caída de la producción, sería razonable que el Gobierno nacional baje este impuesto. “A fin de año, el tema de los derechos de exportación será un nuevo proyecto del Consejo Agroindustrial Argentino sobre desarrollo exportador que presentaremos a fin de año”, acotó el directivo.
QUE PASA CON EL BIODIÉSEL
Los fabricantes de biodiésel, en tanto, advirtieron por un escenario complejo y señalaron que la principal prioridad pasará por “mantener las plantas funcionando”.
Una de las esperanzas de este eslabón es que la muy buena cosecha que se espera en Brasil y Paraguay permitirían reforzar el stock de materia prima para abastecer la molienda.
Más allá de las urgencias propias de la coyuntura, hay dos cuestiones que esta cadena de valor siguen con atención: la posibilidad de un nuevo “dólar soja” y la disponibilidad de granos para abastecer la molienda.
La implementación de un tipo de cambio diferenciado para impulsar la venta de poroto generó algunas asimetrías en los precios que las plantas pagaban por la materia prima para fabricar biodiésel, sobre todo en aquellas volcadas al mercado interno.