Tras el pedido del Departamento de Industrias de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, el Gobierno Nacional anunció la inclusión de la harina de semillas de vinal en el Código Alimentario Argentino (CAA).
Se trata de una variedad de algarrobo que se utiliza principalmente en el norte del país (en 1941 fue considerada una plaga) para elaborar alimentos tradicionales como panes, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, denominadas aloja y añapa, respectivamente.
Las universidades investigan a la especie para el aprovechamiento de su madera y de sus componentes nutricionales. Sin ir más lejos, un informe de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) determinó que tanto en los frutos del prosopis ruscifolia como en el resto de los algarrobos se encontraron niveles de proteínas superiores al 30%, más del 60% de fibra y altos niveles de calcio, fósforo, hierro y zinc.
“La recolección y consumo de los frutos de vinal forma parte de la cultura ancestral argentina y junto con otras especies de Prosopis spp ha sido una fuente de subsistencia para numerosas comunidades humanas durante varios siglos y hasta el presente”, señaló el texto de la Resolución 4/2018 de la Comisión Nacional de Alimentos.
Si bien las harinas de otras variedades del género ya estaban admitidas en el artículo 681, ahora la de vinal se ubicó en el 680, con una autorización de un contenido máximo de agua del 10% y de cenizas del 4%.