El consumo de fertilizantes en maíz y trigo caería más de un 27% en la campaña 2022/23, de acuerdo a un relevamiento efectuado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). La suba en el precio internacional de este insumo y la falta de agua en los perfiles son los factores que explican este escenario.
Estos cultivos representan aproximadamente dos tercios de la reposición de nutrientes a nivel nacional. El consumo se reparte entre entre fertilizantes nitrogenados, como la urea, y fertilizantes fosfatados, como el fosfato monoamónico (MAP) y el fosfato diamónico (DAP).
Este menor uso de tecnología tendrá un impacto en el nivel de rindes esperado. En el caso del trigo, las bolsas privadas anticiparon una fuerte caída al momento de la cosecha.
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De esta manera, la caída de consumo de fertilizantes fosfatados y nitrogenados en maíz y trigo pasaría de 4 millones de toneladas en la campaña 2021/22 a cerca de 2,9 millones para el ciclo actual, una reducción total de consumo cercana al 28%.
LOS NITROGENADOS PERDERÁN TERRENO
A nivel de cultivos, se estima una merma global de consumo de fertilizantes del 31% en trigo y 24% en maíz y el retroceso más evidente será en nitrogenados. En trigo, se aplicarán 440.000 toneladas menos, un retroceso de 36%. mientras que en maíz serán 433.000 toneladas menos, que representan una caída de 29%.
Por el lado de los fosfatados, se proyecta una caída en el consumo en torno al 23% en trigo (140.000 toneladas ) y de casi el 15% en maíz, unas 100.000 toneladas.
En el caso de fertilizantes nitrogenados, el trigo sentirá el impacto de este menor uso de tecnología, que según la BCR caerá a niveles similares a la campaña 2017/18. Esto significa que se espera una caída del consumo de urea por hectárea en torno al 25%.
“Al mismo tiempo, nos encaminamos a una campaña de trigo que tendrá un millón de hectáreas menos que el actual año comercial”, advirtieron desde la bolsa rosarina.
QUE PASARÁ CON LOS FOSFATADOS
En lo que hace a los fertilizantes fosfatados, se observan caídas de menor magnitud que los nitrogenados. “Si bien el consumo de fosfatados como el MAP y DAP puede explicarse por un menor consumo por hectárea, son consumidos muy cerca de la siembra de los cultivos principalmente, a modo de arrancadores”, destacaron
De este modo, su menor adopción no se deberá tanto por una menor intención de uso por parte de los productores, sino a a partir de la meno superficie sembrada, sobre todo en el caso del trigo.