El convenio –firmado en 2011– entre el INTA y Grain S.A. de Sudáfrica implicó el aporte técnico en ensayos experimentales para mostrar los beneficios directos del paquete tecnológico argentino: lograr mayores rendimientos de los cultivos y menos gastos de combustibles en beneficio del medio ambiente.
Además del organismo, participaron la fundación CIDETER, como convocante de las empresas comerciales involucradas para este convenio, el Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación y la Cancillería como uno de los eslabones principales en el relacionamiento para lograr este convenio, así como los gobiernos provinciales de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
Las más de 150 millones de hectáreas cultivables que posee el continente africano, con un potencial de 900 millones, representan una oportunidad para el desarrollo de maquinaria e insumos agropecuarios de origen argentino.
De hecho, “durante el desarrollo del convenio se produjo un crecimiento de las exportaciones de maquinaria argentina en un 215%”, aseguró Mario Bragachini, referente técnico de mecanización agrícola del INTA y agregó: “Sólo en 2013 fueron exportadas 30 sembradoras, 35 cabezales maiceros y 80 tolvas autodescargables. Además de pulverizadoras autopropulsadas así como agropartes de precisión y máquinas de procesamiento de soja”.
Las diferencias de rendimiento y menor costo expresadas en los resultados de los ensayos crean altas expectativas de adopción, lo cual demuestra el liderazgo de la Argentina en sistemas de siembra directa.
“Cuando hablamos de tecnología argentina, hacemos referencia a multiplicar rindes, conservar el agua, incrementar la porosidad y fertilidad de los suelos, aumentar la materia orgánica y reducir el consumo de combustible hasta un 40%, además de las horas de trabajo”, señaló Andrés Méndez, especialista del proyecto Máquinas y Agrocomponentes Precisos del INTA.
Durante los tres años, 11 productores participaron directamente de las experiencias y cerca de 100 observaron todo el desarrollo del proceso indirectamente. Los ensayos se realizaron en 15 y 25 hectáreas e incluyeron maíz, soja, sorgo y girasol, aunque el foco estuvo en los resultados obtenidos en maíz y soja.
De acuerdo con Méndez, los rendimientos fueron variables y dependieron del sistema de producción –algunos utilizaron riego y otros cultivos en secano–. En maíz la variabilidad se registró desde las dos toneladas a las diez por hectárea. “Sin dudas, los resultados obtenidos en un año de trabajo hicieron que otros productores se sumen a la experiencia de siembra directa con máquinas argentinas”, expresó Méndez.
En la última misión de técnicos del INTA y empresas, que se realizó en Johannesburgo, participaron 300 productores. El día de campo, además de un seminario técnico, incluyó una recorrida por las parcelas y lotes demostrativos. Allí, los fabricantes argentinos mostraron sembradoras, cabezales maiceros y tolvas autodescargables.