En la actualidad, los tomates que se pueden encontrar en el mercado son, en general, 100% rojos y redondos. La tecnología y la genética les dio un respiro a los productores, ya que aumentaron sus rendimientos y disminuyeron las pérdidas ocasionadas por adversidades climáticas y bióticas (como plagas y enfermedades).
Gracias a esto, miles de personas continuaron generando ingresos para sus hogares. De hecho, especialistas en el tema aseguran que las mejoras se destinaron a poder producir más cantidad y a “entrar por los ojos” de los consumidores, mientras que se dejó de lado el verdadero sabor del fruto.
Semillas de 150 años en un inodoro
La Sociedad Histórica Sterling–Rock Falls realizó una inspección privada en la Casa Lincoln–Manahan, en Estados Unidos, hace unos años atrás.
Durante el transcurso de la jornada, en la que se investigó y se recolectaron objetos antiguos históricos, un hallazgo llamó la atención de todos los presentes: semillas de tomate de 150 años en un inodoro que se encontraba fuera de la casa.
Así lo confirmaron especialistas en antigüedades y excavaciones arqueológicas relacionadas con registros privados que realizaron el operativo. Asimismo, descubrieron muchos otros artefactos, a través de los cuales pudieron dilucidar que pertenecían a la década de 1850.
Las semillas encontradas eran “indestructibles”, según uno de los líderes de la búsqueda, ya que los granos pasaron por el sistema digestivo sin ser destruidos y aguantaron más de 150 años.
Inmediatamente, el interés fue tan grande que optaron por volver a sembrar estas semillas para ver qué fruto iba a salir. Para realizar esto, convocaron a MaryLouise Angone, una maestra jardinera de Sterling de 71 años con una gran experiencia en horticultura y como docente en la Universidad de Illinois.
Angone logró obtener 2 plantas de tomates de las 50 semillas sembradas inicialmente, utilizando una luz fluorescente.
“Esto tiene un gran valor histórico”, dijo entusiasmada, ya que nadie estaba seguro de qué clase de semillas eran antes de plantarlas. El lote germinó en su casa, un proceso que comenzó en marzo y produjo alrededor de seis tomates.
Cuando maduraron fue una sorpresa, ya que no eran los típicos tomates que se observan hoy día en el mercado, sino que eran de un color oscuro, marrón, en lugar de rojo. “Saben muy bien“, destacó la maestra jardinera.