Foto: Casafe
Un productor mira al cielo y predice una lluvia. Al mismo tiempo, el Servicio Meteorológico Nacional emite una alerta por tormentas fuertes y abundantes precipitaciones. Horas más tarde, las primeras gotas sacuden las hojas de un maíz y terminan disolviéndose en la tierra.
Pero… ¿Sabe el paisano cómo va a estar el tiempo durante toda la campaña? ¿Puede pronosticar la presencia o no de “El Niño”? Lo más probable es que no, y que tenga que recurrir al SMN para saberlo.
Esa limitación lógica que tiene el productor en el ejemplo es la que existe entre la práctica y la teoría, y el error más común es pensar que se oponen, cuando no tiene porqué ser así. ¿Fue incorrecta la proyección de la lluvia? No, pero la receta del gaucho no sirve sino está in situ midiendo con el dedo el viento y con la vista en las nubes.
La experiencia puede ser el camino más sencillo para comprender el entorno, pero no necesariamente es la forma correcta a lo largo del tiempo. Por ello es indispensable capacitarse, para disponer de más y mejores recursos y poder combinarlos. Práctica y teoría en conjunto, para obtener mejores resultados y minimizar los riesgos.
Según el diccionario enciclopédico Everest: CAPACITAR es “hacer a uno apto o habilitarle para alguna cosa”, y es por ello que desde Casafe organizamos y ejecutamos en 2018 más de 440 capacitaciones a lo largo y ancho del país, en las que participaron más de 32.200 personas.
Ser apto, o estar habilitado, para nosotros significa que cada productor o aplicador pueda seguir reglas metodológicas claras y sencillas basadas en las Buenos Prácticas Agrícolas (BPA), aportando seguridad a las aplicaciones para la tranquilidad de toda la comunidad agroindustrial y urbana.
En nuestras capacitaciones, abiertas a todo el público interesado, van a poder entender por qué no da lo mismo si el guante está dentro o fuera de la manga a la hora de preparar el caldo, comprender la diferencia teórica y práctica entre un lavado y un Triple Lavado, poder apreciar en las demostraciones a campo por qué la deriva promedio de una aplicación terrestre bien calibrada es de 3 metros y la aérea es de 32 metros, cuando un depósito aprobó la certificación y cuándo no, y mucho más.
Pero no sólo ello, sino que además pueden saber cuáles son las últimas actualizaciones en cuanto a legislación para la aplicación de fitosanitarios. Un ejemplo claro de esto es la nueva Resolución 246 de Buenos Aires que entrará en vigencia a principios del próximo año, y nos da tiempo para ajustar nuestras prácticas para no infringir la ley.
O el caso de los productores frutícolas y hortícolas de todo el territorio nacional, que por disposición de la Secretaría de Agroindustria de la Nación estarán obligados (en 2020 y 2021 respectivamente) a implementar Buenas Prácticas Agrícolas cuando cultiven sus alimentos.
Es por todo ello que en 2019, y más que nunca, todo el equipo de Casafe estará capacitando al productor argentino, permitiéndole estar actualizado tanto en la práctica como en la teoría, para que producir alimentos para el mundo siga siendo un compromiso y un placer al mismo tiempo.