Córdoba se erige como la segunda productora porcina a nivel nacional con una participación del 26% de los capones enviados a faena. Según un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), en 2017 se producirían 1,6 millones de capones, permitiendo cubrir el consumo de más de 10 millones de argentinos y hoy, el contexto ofrece una gran oportunidad para el sector en la provincia.
Según el relevamiento de la BCCBA, en la provincia hay un stock de 64.000 madres en establecimientos que integran el circuito comercial, con inversiones en torno a los 170 millones de dólares en los últimos 5 años. Considerando los eslabones de procesamiento, la cadena estaría generando 4.400 puestos de trabajo directo, un Valor Bruto de la Producción de $8.750 millones y agregando valor a 110.000 hectáreas de maíz y soja de la provincia.
“La producción porcina en Argentina ha atravesado importantes cambios en los últimos diez años, consecuencia de procesos de inversión y de la aplicación de nuevas técnicas y tecnologías productivas, que contribuyeron a desarrollar los cimientos de una actividad pujante”, dijeron los técnicos de la entidad bursátil.
Desde la Bolsa de Cereales de Córdoba en conjunto con la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba (CAPPCOR) se realizó un primer estudio exploratorio buscando precisar que tan relevante es la actividad en la provincia. Para poder comprender la dinámica del sector, se consultó el estudio realizado por el Ministerio de Agroindustria de la Nación denominado “Caracterización Nacional Porcina 2017”1, donde se analiza la cantidad de productores comerciales de Argentina, es decir, aquellos que enviaron cabezas a faena durante el primer semestre de 2017. Del estudio surge que el 86% de las cabezas faenadas fueron aportadas por el 17% de las Unidades Productivas (UP) del país, pertenecientes a estratos de productores que poseen una escala mayor a las cien madres en sus establecimientos.
De acuerdo al estudio, existe un proceso de intensificación de la actividad en el segmento superior a 500 madres, ya que fue el único estrato que creció en número de madres y en número de productores, en un 39% y 42% respectivamente. Es posible que parte de los productores de los otros dos estratos, de 101 a 200 madres y 201 a 500 madres, hayan crecido en escala, pero también existió una gran salida de productores en el segmento de 100 a 200 madres. “Este factor se tradujo en un crecimiento del stock de madres en los establecimientos del circuito comercial, a razón de 7.200 madres por año a nivel país en los últimos siete años, que llevó a que en la actualidad existan alrededor de 270.000 madres en producción, de las cuales 64.000 se hallan en establecimientos de Córdoba. Sin embargo, no solamente hubo un incremento del número de reproductoras sino también un mejoramiento en la genética, que fue acompañado con inversiones en instalaciones, sanidad y alimentación, que derivó en un aumento en la eficiencia”, indicó la BCCBA.
La producción de capones tuvo un notable incremento a partir de año 2010, pasando de producirse 3,15 millones de cabezas a 6,2 millones en el año 2017. La provincia de Córdoba finalizaría el año en curso con una producción en torno a las 1,6 millones de cabezas, con una participación del 26% a nivel nacional que la ubica como la segunda mayor productora detrás de Buenos Aires. Sin embargo, en los últimos dos años la tasa de incremento promedio interanual en la producción de capones fue prácticamente la mitad en Córdoba que a nivel nacional.
“Suponiendo que el 26% de participación en las cabezas enviadas a faena se mantienen en lo referente a producción de carne, en 2017 Córdoba está aportando 140.000 toneladas de carne porcina que permiten abastecer el consumo anual de más de 10 millones de Argentinos, en base al consumo per cápita actual de 13,8 Kilogramos por habitante”, señaló el informe.
Oportunidades a futuro
“En los últimos años la relación de precios entre las carnes bovinas, porcinas y aviares en Argentina se adecuó a las vigentes en el resto del mundo, lo que se tradujo en precios más atractivos de la carne aviar y porcina para el consumidor. Además, las inversiones realizadas en intensificación y tecnología en las granjas porcinas provocaron un incremento de la eficiencia de la cadena derivando en menores costos internos, un aumento en la oferta y una mejora en la forma en que los cortes llegan al consumidor. Estos factores son algunos de los que explican el remplazo del consumo de carne bovina en manos de la carne porcina y aviar”, indicó la Bolsa cordobesa.
En el año 2012 el consumo promedio de carne de cerdo en Argentina era de 8,6 kg por habitante, aumentando progresivamente hasta llegar a un consumo promedio de 13,8 kg/hab durante los primeros ocho meses de 2017. El consumo aumentó en promedio un punto por habitante por año, o a una tasa interanual constante del 10% durante los últimos cinco años. “Bajo el supuesto de que el consumo continúa mostrando una dinámica similar pueden proyectarse dos escenarios para los próximos cinco años: en el escenario 1 el consumo continúa creciendo a razón de 1 kg/hab/año hasta 2022 alcanzando los 18,8 kg/hab/año; o en el escenario 2 el consumo crece a una tasa constante del 10%, hasta llegar a los 20,7 kg/hab/año”, analizó la BCCBA.
En el escenario más conservador, de acuerdo a la entidad, el consumo de carne en Argentina aumentaría en 200.000 toneladas hasta el año 2022. Asimismo, el año 2017 terminaría con importaciones de carne porcina en torno a las 45.000 toneladas. En conjunto las 245.000 toneladas requerirían poner en producción a 130.000 madres bajo los estándares actuales de eficiencia.
Traduciendo este número en términos monetarios y de empleo, los mismos equivalen a inversiones por 770 millones de dólares y 6.200 puestos de trabajo directos, sin considerar otros impactos que generaría en eslabones anteriores y posteriores como fábricas de alimento balanceado, transporte de granos y ganado, producción primaria, carnicerías, maquinaria agrícola, entre otros.
“En este contexto Córdoba está frente a una gran oportunidad de capitalizar los beneficios mencionados, dado que es una de las provincias que presenta mayores ventajas debido a condiciones ambientales propicias para la producción y, desde el punto de vista geográfico, la mayor distancia a puerto abarata el precio de la soja y el maíz, componentes principales de la estructura de costos de las granjas porcinas. Sin embargo, la pérdida de dinamismo en la producción de capones en los últimos dos años encienden una luz de alerta que exhortan a indagar en la causas de este desempeño. Es necesario debatir las políticas que permitan logar que las inversiones se radiquen en la provincia, evitando que sea compensado con mayores importaciones por parte de países país como Chile, Brasil o Estados Unidos. Este proceso requerirá del compromiso de todos los actores de la cadena, así como de la cooperación públicoprivado a los fines de diseñar una estrategia a futuro”, concluyó el informe de la BCCBA.