En los últimos años, el negocio de las exportaciones de carne vacuna estuvo dominado por las ventas a China, mientras que el consumo interno lideraba con cierta comodidad sobre el resto de las carnes alternativas.
Pero el ritmo de comercialización a ese destino comenzó a mostrar algunos signos de cambio y si bien el gigante asiático por el momento no reduce volúmenes, pero sí precios, en el horizonte comenzaron a visualizarse nuevas demandas en los mercados internacionales, que representan grandes oportunidades para los frigoríficos argentinos.
En el marco de una charla organizada por ADBlick Agro, analistas y referentes de la cadena de ganados y carnes coincidieron en que si las políticas para el sector no limitan el comercio exterior, las exportaciones de carne pueden superar los números actuales.
Esto, sin perder de vista las demandas que llegan desde Europa en materia de sustentabilidad: desde enero del próximo año, tanto la carne vacuna como la soja que se despachen a ese destino deberá acreditar el estatus de libre deforestación.
Histórico: se realizó la primera exportación de carne vacuna “libre de deforestación” a Europa
GANADOS Y CARNES: QUÉ PASÓ EN LOS ÚLTIMOS MESES
A la hora de los análisis, el experto ganadero Víctor Tonelli diferenció entre la mirada a corto y largo plazo.
“Cuando se habla de que cayó el consumo de carne entre 7 y 8 kilos, hay que volver un paso atrás y ver la sequía que en 2023 generó una liquidación espectacular de stock, la segunda más importante en 30 años”, sostuvo.
La caída en la oferta forrajera aceleró la salida de hacienda de los campos y el consecuente traslado a corrales de engorde.
Con estos antecedentes, consideró que la oferta de carne para el mercado interno será escasa con respecto al promedio de los último cinco años y sufrirá un recorte que oscilará entre las 300.000 y 400.000 toneladas.
De este modo, la ganadería seguirá sufriendo “la pesada herencia de la sequía” y según proyectó Tonelli, recién para el próximo año comenzará a mejorar la oferta forrajera.
“El 2024 está jugado, en 2025 vamos a recuperar la oferta, y si los vientos acompañan y las fuerzas del cielo cumplen, el 2026 va a ser el año que las exportaciones exploten en todo sentido”, destacó.
LA MIRADA DE LA INDUSTRIA
Carlos Riusech, CEO del Frigorífico Gorina, señaló que más allá de las oportunidades, la industria exportadora atraviesa un momento complejo. Como base, calculó que el 70% de la carne se consume localmente y el 30% de la producción se exporta.
El empresario destacó que hace varios años que el país está entre las 800- 900.000 mil toneladas exportadas, con una producción de unos 3 millones de toneladas.
“Estábamos acostumbrados a lo que fue la salida de la fiebre porcina de 2019, en donde vimos precios extraordinarios para los productos y una demanda que parecía no tener techo”, sostuvo.
Y agregó: “Hoy tenemos una realidad diferente, China logró superar sus problemas locales de producción de cerdo, y también incorporó nuevos proveedores”, apuntó el CEO de Gorina.
Con China de capa caída, el “resurgimiento” de Rusia trae alivio a los frigoríficos exportadores
Este último dato no es menor y a modo de ejemplo, Bolivia exportó 10.000 toneladas en un mes hacia China, que además tiene otros nuevos oferentes, como Colombia y España.
“Brasil está con mucho más desenvolvimiento en el mercado chino. Tendríamos que trabajar sobre Indonesia, Corea y Japón. Y en Malasia el rito Halal nos vuelve un país no operativo”, agregó.
Respecto al dólar, Riusech destacó que a $ 900 no está lejos de lo que necesita el sector para crecer: “Estamos en nivel de pérdida sustentable, pero no de equilibrio”.
“No pensamos en un dólar de $1.500, sino en uno de $1.100, no estamos tan lejos”, amplió.
EUROPA, EE.UU. Y OTROS MERCADOS
Riusech analizó también la dinámica del mercado europeo y con respecto a la Cuota Hilton, señaló que falta novillo terminado a pasto, a partir de la sequía que cortó los ciclos ganaderos. Esto se reflejó en un incumplimiento de 2.500 toneladas en el último ciclo.
De todos modos, señaló que el consumidor europeo tiene cierta preferencia por la carne a feedlot, que tiene grasa más blanca y otro aspecto. “Es casi imposible satisfacer la demanda aspiracional y concreta sobre el producto”, definió.
En este contexto, destacó que tanto Israel y Chile continúan como plazas relevantes y tienen importancia para la Argentina, mientras que se están incorporando nuevos mercados como Estados Unidos, con una “demanda floreciente”.
El directivo consideró que la reducción en el rodeo vacuno norteamericano –que cayó de 100 millones de cabezas a 82 millones- abre una interesante ventana de oportunidad, tanto en la compra de Estados Unidos como en los mercados que dejarán de abastecer en todo el mundo.
Una variable que hay que cuidar en ese mercado es el marbling (grasa intramuscular). Ese concepto de calidad especial de la carne se repite en nichos, como Singapur, Rusia, Colombia y Panamá.
“La propia China tiene una demanda incipiente de cortes de calidad, pero muy de nicho. Gorina exporta tres contenedores mensuales de cortes premium de calidad a China y en ese país el proveedor habitual es Australia y Estados Unidos”, continuó.
REQUERIMIENTOS INTERNACIONALES
En el encuentro se abordó la necesidad de adaptar la producción de carne a los requerimientos de los distintos mercados. Como ejemplo, explicaron que la genética influye en hasta un 50% para producir marbling.
“Con razas índicas es muy poco probable lograrlo”, aclaró Riusech, quien destacó que hay un negocio de calidad que imponen los mercados compradores.
El CEO detalló cómo se adaptan a este escenario. “Estamos incorporando ecógrafos a los feedlots en donde trabajamos. Para lograr el marbling son necesarios hasta 150 días de engorde a corral. Si el novillo ya engordó 90 días y no tiene grasa intermuscular ya lo sacamos a faena. Es un tema muy nuevo pero se empiezan a ver diferencias”, repasó.
En este sentido, remarcó que “en novillos, el que se clasifica como el mejor del mundo puede llegar a costar $3.600 el kilo y hoy compramos novillos a $3.000 y $3.200. Empieza a verse una brecha de precios”.
CAMBIOS EN CRÍA Y RECRÍA
Tonelli consideró que hay un concepto mal interpretado sobre las pautas para alcanzar el nivel de marbling que exigen los mercados: “No solo llegas poniendo más días de engorde a corral. Hay que incorporar cambios importantes en la recría, e incluso en la cría”.
Para el consultor, llegar a niveles en donde la la mitad de los novillos alcanzan las categorías de calidad, requiere de otros cambios: “Ojalá fuese tan fácil como darle 60 días más de ración en el corral. Hay genética pero hay que aggiornar para ajustar a ese modelo final procesos de cría y recría antes del corral”, señaló el consultor ganadero.
De esta forma, destacó que la tipificación ayudaría enormemente a impulsar y estimular estos procesos: “Es un desafío importante y el gobierno está pensando en abordar el tema. Seguramente va a consultar a entidades de productores y frigoríficos. Si no tenés cómo medir la calidad es difícil que llegue el premio”.
Tonelli advirtió que los productrores están acostumbrados a mandar “a ojo” tropas de calidad despareja y esto termina impactando en el precio que reciben por su hacienda.
“Hay toda una tarea que no se resuelve solo con la tipificación y te pago más. Es una tipificación con educación, desarrollo tecnológico y cambios de proceso”, añadió.
EL IMPACTO DE LA NORMATIVA EUROPEA
El negocio ganadero se sumó al VISEC, la plataforma creada por los exportadores de granos para cumplir con las demandas ambientales exigidas por Europa.
Para Tonelli “es un tema complejo y la solución está encaminada, Se necesita más colaboración público-privada. Paraguay tiene más chances de cumplir la norma que Brasil, y Argentina, si no dispersa esfuerzos, está para cumplir”.
El consultor reconoció que se esta solicitando que la exigencia sobre los campos sea de 2023 en adelante. En la normativa europea, la fecha límite es diciembre 2020.
“Vamos a estar en condiciones de certificar sin demasiadas dificultades”, afirmó Riusech, aunque aclaró que lo más probable es que se prorrogue el plazo de exigencia. “Es lo que viene, y en el Mercosur somos los más avanzados con el tema”, concluyó.