Desde sus comienzos, la humanidad está subordinada al clima. Así, inundaciones, sequías, erupciones volcánicas y terremotos marcaron su destino. En todos los casos, la clave fue la adaptación. Hoy, frente al cambio climático, el desafío se profundiza e invita a repensar nuestro vínculo con la naturaleza. Así, organismos como el INTA y la Oficina Regional Las Américas de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) –parte del Secretariado General de la ONU– aportan sus conocimientos para encontrar un punto de equilibrio en los sistemas naturales perturbados, y aumentar así, la resiliencia ambiental hacia 2030.
El dato es contundente: se pierden U$S 314 mil millones al año en el mundo como consecuencia de los desastres por amenazas naturales ocasionados tanto por eventos intensivos –de baja recurrencia y de grandes impactos individuales– como extensivos –manifestaciones constantes de riesgo–. De estos últimos, el 90 % son desencadenados por pequeños y medianos eventos vinculados con fenómenos hidrometeorológicos.
Así, en el marco del Foro Internacional sobre Cambio Climático organizado por el Ministerio de Agricultura de la Nación, Ricardo Mena –jefe de la Oficina Regional Las Américas de la UNISDR– aseguró que “en las próximas décadas, la Argentina enfrentará –principalmente– desastres por amenazas naturales relacionadas con tormentas de marea, sudestadas e inundaciones”.
“A diferencia de otros países de la región –detalló– la Argentina tiene bajas probabilidades de sufrir eventos intensivos y, en cambio, se verá afectada por pequeños y medianos eventos extensivos causados por fenómenos hidrometeorológicos que representarán pérdidas tanto en las zonas urbanas como en las rurales”.
De acuerdo con Mena, “este mayor nivel de exposición se debe al crecimiento y a los procesos de expansión y urbanización, sumados a las características propias del país”.
Y sentenció: “Urge una gestión del riesgo de desastres climáticos”. En este sentido, recomendó “incorporar estos índices en las políticas de inversión social que combaten la pobreza y mejoran la calidad de vida de todos los habitantes”.
Para esto, la ONU publicó el Marco Internacional de Sendai para la reducción del marco de desastres en los que establece las metas globales para la resiliencia en los próximos 15 años. Este documento busca disminuir tanto las pérdidas humanas y económicas como los daños ocasionados en sectores estratégicos. A su vez, intenta aumentar la cooperación internacional para un acceso de las poblaciones a sistemas de alertas tempranas.
“Todas las instituciones que trabajan para el desarrollo sostenible deben aplicar este nuevo marco a fin de lograr un mundo más resiliente hacia 2030″, puntualizó Mena.