Mal que les pese a algunos, la Argentina ocupó un lugar relevante en el mundo, sorprendiendo por sus niveles de desarrollo hasta el punto de ubicarse entre los primeros países, tomando en cuenta cualquier indicador socio-económico, en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, sustentada en una economía de base agro-industrial, producto de la concepción de una generación de dirigentes con una extraordinaria visión de futuro.
Los múltiples intentos por cambiar el perfil estructural de nuestra economía han fracasado por diversas razones.
Estas dos cuestiones son hechos, más allá de las múltiples explicaciones que cierta intelectualidad revisionista ha ensayado para relativizarlas.
En la conciencia popular ha quedado instalado solamente un aspecto de aquellos tiempos de buenaventura, vinculado con el extraordinario desarrollo que el país experimentó en base a la actividad agro-ganadera. Sin embargo, hay cuestiones que merecen ser destacadas como por ejemplo, el hecho de que, la gesta alfabetizadora de aquel período difícilmente pueda ser alcanzada por ningún otro país. En efecto, y como un ejemplo elocuente vale mencionar que, el censo de 1869 arrojó un índice de analfabetización del 78,24% y el de 1914, mostró que la misma se había reducido al 37,87 %. Téngase en cuenta que se trató de enseñar a leer y escribir a comunidades que se instalaron en nuestro país, gran parte de los cuales hablaban idiomas distintos del español, lo que significó un esfuerzo aún mayor para lograr el aprendizaje de la lectura y la escritura en nuestra lengua.
No obstante el sueño de la Argentina industrial nunca alcanzado, aún hoy, la agro-industria representa el 36% del total del empleo del país, el 45% del valor agregado por la producción de bienes y el 56% de sus exportaciones.
La agroindustria sigue representando la actividad más competitiva, exitosa y productiva y fue el sector agro-industrial el que permitió financiar la red de protección social impuesta por la reciente crisis al punto de evitar vaya a saber qué costos sociales de no haber existido la posibilidad de asegurar el sustento mínimo a los millones de marginados por la desocupación y la pobreza provocadas por el brutal cambio en el esquema económico. Esto también es un hecho más allá de la discusión sobre las bondades de uno u otro modelo.
Los sectores pertenecientes a la Cadena Agroindustrial Argentina, más de cuarenta entidades representativas de los insumos, equipamientos, servicios, producción e industrialización de las actividades primarias, se han nucleado con la intención de generar conciencia entre la dirigencia en todos los niveles, los intelectuales, los estudiantes y la población en general, acerca de la importancia que para el país representa la agro-industria y para fortalecerse mutuamente más allá del logro de sus objetivos sectoriales teniendo en vista el desarrollo y el progreso de un país que conciben tanto o más importante como lo que fue en algún momento de su historia.
Esos objetivos requieren indefectiblemente de un mejoramiento en los niveles educativos que no se agota en la concepción alfabetizadora sino que requiere de una preparación técnico-profesional que pueda acompañar las exigencias de la era del conocimiento desde su concepción general pero también aplicada a las actividades que desempeñan sectores agroindustriales.
Desde el manejo de las nuevas maquinarias agrícolas, dotadas de implementos que exigen destreza en el manejo de la computación, pasando por las técnicas de marketing la ingeniera industrial y la capacitación en las ciencias duras como la genética y la ingeniería molecular, la nanotecnología y otras disciplinas que acompañen la revolución tecnológica hoy inserta en todas las fases del proceso agroindustrial que nos permita ir mejorando las condiciones de competitividad que nos impone en mundo moderno.
En vista de esos objetivos, la Cadena Agroindustrial Argentina ha encarado la elaboración de un trabajo titulado âEl campo, las agroindustrias y su gente en la sociedad de conocimientoâ que ha estado a cargo del Dr. Juan J. Llach y su equipo de colaboradores, como un aporte a esos desafíos que el futuro nos plantea y del que no saldremos exitosos si no logramos el perfeccionamiento del capital humano necesario para tales fines.
La propuesta intenta ser una contribución para el desarrollo del país que trascienda al invalorable aporte económico que las agroindustrias vuelcan sistemáticamente en beneficio de todos los argentinos. Dicha investigación será presentada el próximo 24 de julio a las 17 horas en el pabellón rojo del predio ferial de Palermo, en el marco de la 120° Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional y se espera el acompañamiento del mayor número de personas que compartan la vocación de un futuro mejor basado en la conjunción entre las riquezas naturales con que cuenta nuestra Argentina y la capacidad para multiplicarlas y mejorarlas mediante la capacitación de su gente.
