La Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) emitió un completo informe sobre el resultado de la actividad del sector durante el año pasado, que marcó una baja del 31% respecto de 2020.
Según indican los técnicos de la entidad, “la importante caída de los meses de noviembre y diciembre incidió fuertemente, y en forma negativa, en el último semestre“.
Esta caída del último bimestre del 2021 se debe en gran medida al clima pre-electoral y post-electoral que “agudizó la incertidumbre política y económica en el corto y mediano plazo, llevando la actividad a un mínimo histórico desde que se computa el InCAIR (índice)”.
Otro de los factores señalados en el informe es “la elevada carga impositiva“, incluido el “incremento de retenciones a las exportaciones, las restricciones a la comercialización de carne, la inseguridad jurídica ante la toma de tierras“, entre otras cuestiones.
Según detallan, estos factores, sumado a la complejidad de operar en dólares por el “cepo cambiario“, actuaron como “ralentizador en la decisión de compra para una demanda muy selectiva y cautelosa, enfocada principalmente en campos agrícolas”.
Para el caso de la oferta, desde CAIR destacan que las ventas se dieron mayormente por “cuestiones familiares (subdivisiones, herencia, particiones, etc.)”, y en segundo medida “repatriación de capitales para aquellos extranjeros que se retiran del país“, y en menor medida, de “propietarios locales que definen llevar su capital al exterior y trasladar sus inversiones productivas de la región”.
En relación a los terrenos, la Cámara indica que “luego de una importante baja desde fines de 2019, los valores de la tierra encontraron un piso de estabilidad, particularmente en la zona pampeana, con leve recuperación, en algún caso puntual, sobre campos netamente agrícolas de mayor potencial”.