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Investigadores del INTA recuperan la selva pedemontana de la Yunga

10 años atrás una serie de incendios afectó 30.000 hectáreas de bosques nativos en la cuenca forestal Caimancito, Jujuy, situación que generó un impacto ecológico negativo en la región. Desde entonces un equipo de investigación forestal del INTA comenzó la laboriosa tarea de restaurar la vegetación autóctona.

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Sobre la vertiente oriental de las cadenas montañosas de los Andes se extiende el sistema de los bosques nublados y selvas de montaña que pueden ser llamados Yungas, conocidos por su gran diversidad de especies vegetales y animales exclusivas que en ellas habitan. Allí, la selva pedemontana actúa como un espacio de transición y en el que se encuentran especies arbóreas destacadas, como: cedro, roble, afata, nogal criollo, quina colorada y tipa colorada, entre otras.

Entre 2009 y 2013, varios incendios afectaron la cuenca forestal Caimancito, Jujuy y degradaron los bosques de la región. Esta situación generó pérdidas productivas e impactó en los servicios ecológicos que prestan.

El equipo de investigación forestal del INTA Yuto (Jujuy), promueve la plantación y la regeneración de las especies nativas con el objetivo de recuperar el potencial productivo y las posibilidades de manejo forestal de los bosques afectados.

“Se trata de un proyecto piloto que busca restituir el potencial productivo y las posibilidades de manejo forestal y para lograrlo, implementamos una estrategia enfocada en la plantación de fajas que se abren en los sectores de bosque más degradados y, otra, en el manejo de regeneración natural” Aseguró Ezequiel Balducci, especialista del INTA Yuto.

Para los trabajos de restauración se emplearon más de 8000 plantines forestales en cuatro sitios experimentales, localizados en la selva pedemontana de las Yungas en los departamentos Ledesma y Santa Bárbara. Las especies nativas que fueron seleccionadas para su implantación fueron: cedro (Cedrela balansae), lapacho rosado (Handroantus impetiginosus), afata (Cordia trichotoma), tipa blanca (Tipuana tipu), pacará (Enterolobium contorsiliqum) y tipa colorada (Pterogyne nitens).

Flavio Speranza, del INTA Yuto expresó “durante 2019 estaremos enfocados en evaluar los resultados de sobrevivencia de las plantas utilizadas para la estrategia de enriquecimiento, teniendo en cuenta el crecimiento evolutivo que tuvieron, desde que se plantaron y complementariamente monitorear algunos aspectos relacionados a los servicios ecosistémicos, tales como desarrollo del suelo y producción primaria neta”.

Se estima que para 2022 contarán con resultados concretos sobre el crecimiento de los árboles introducidos y de aquellos monitoreados para su regeneración natural. En virtud de los resultados que se obtengan, le brindaran al productor elementos que le permitan tomar decisiones para revertir las situaciones de degradación en sus bosques. Cabe resaltar que el pase a una escala territorial mayor dependerá, en gran medida, de las posibilidades de financiamiento que puedan obtener.

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