Un nuevo proyecto de extensión de la Universidad Nacional de La Plata, rescata y conserva más de nueve variedades de semillas de tomate platense para que puedan ser sembradas el próximo año.
Aseguran que la iniciativa beneficia de manera directa a decenas de productores familiares del cinturón hortícola, garantizando la calidad y perdurabilidad de las variedades locales a muy bajo costo.
El Proyecto de Extensión “Banco de Germoplasma” funciona desde 2013 y nuclea a las cooperativas de productores familiares de la zona, junto a docentes, estudiantes y graduados de las facultades de Ciencias Exactas, Veterinaria, Agronomía, Humanidades, e Ingeniería, y a los colegios Nacional, Liceo y Bachillerato de Bellas Artes.
El biotecnólogo, Amado Cattáneo, explicó que “en el banco realizamos la extracción y limpieza de las semillas de los productos que nos proporcionan las cooperativas hortícolas de la zona, las secamos y las conservamos en frío para que estén disponibles para la próxima campaña”.
Gracias a esta técnica, las propiedades de las semillas se mantienen intactas, de manera que puedan ser sembradas con éxito al cabo de un año, y obtener luego tomates de excelente calidad.
Remarcaron que para el sector hortícola platense, mantener las semillas de las variedades locales es una forma de rescatar la cultura de muchas familias que desde hace décadas trabajan la tierra, y es pensar un “modelo de producción hortícola soberano”.
“El mercado de las semillas hortícolas está dominado por 4 grupos que concentran a la gran mayoría de empresas productoras, y que son las que manejan el precio de los productos y de los agroquímicos, haciendo que quienes se dedican a la agricultura familiar dependan de ellas. Las diferencias de precio son abismales, un kilo de semillas híbridas, desarrolladas combinando las mejores características de las plantas de tomate, cuesta cerca de 90.000 dólares; mientras que un kilo de semillas de tomate platense puede conseguirse a 150 dólares”, indicó Cattáneo.
Frente a este escenario, este proyecto busca generar un espacio de participación que permita poner al servicio de la producción local las herramientas técnicas y los recursos humanos de la Universidad pública, en la búsqueda de un modelo que priorice a los productores, consumidores y el cuidado del ambiente por sobre los intereses del mercado.