La Dirección Nacional de Transferencia y Extensión es el área de INTA que se encarga de generar y facilitar procesos para que los productores conozcan las tecnologías apropiables disponibles para llevar a cabo su producción, en un ámbito de sustentabilidad y eficiencia.
Esta importante dirección, tiene a cargo a las distingas agencias de extensión del organismo a lo largo y ancho del país, las cuales se vinculan directamente con las unidades experimentales que se ubican dentro de los centros regionales.
El INTA cuenta con 15 centros regionales en el interior del territorio nacional, a los que se le suma AMBA, y casi 400 oficinas técnicas que dependen directamente del área de Transferencia y Extensión.
En ese marco, y para conocer en detalle su importancia, Infocampo dialogó con la ingeniera agrónoma María Rosa Graciela Scala, quien coordina este sector fundamental en el organismo a nivel nacional desde hace 4 años cerrando esta etapa de gestión.
La primera Directora Nacional Asistente de Transferencia y Extensión del INTA, quien en sus 4 años de gestión logró impulsar, junto técnicos, equipos de trabajo y profesionales del territorio, agentes de los Centros Regionales vinculados al área de extensión y sus agencias, procesos de desarrollo y crecimiento de empresas agropecuarias y de sus proyectos de integración vertical u horizontal.
Todos ellos, vinculando desde las regiones las articulaciones publicas privadas, articulando la investigación y la extensión en las actividades, destinadas a fortalecer las capacidades para la toma de decisión destinada a los actores del sector rural del país.
“En sistema de extensión somos unas 1500 personas que le ponemos el hombro todos los días y estamos al lado de los productores, muchas veces no se ve, aunque nuestra presencialidad aparece tangible en los resultados que obtienen los productores al llevar adelante innovaciones propuestas, modos de producción, agregado de valor en los productos que generan mayores resultados productivos”, contó la entrevistada.
Según marcó la especialista, que lleva sobre sus espaldas más de 30 años de carrera ininterrumpidos en INTA, se adquieren resultados económicos con sustentabilidad ambiental.
“El universo de la extensión nos permite en cada lugar del país, acompañar procesos de actualización con las Escuelas Agrotécnicas y EFAs, formación en oficios, integrarnos en equipos junto a INTI, SENASA, SAGYP, Facultades, Empresas privadas para fortalecer cadenas Agrobioindustriales, acortando brechas tecnológicas, cogestionando procesos y desarrollos”, informó.
Por otra lado, a nivel nacional, la dirección planifica y ejecuta estrategias institucionales de transferencia y extensión para promover la innovación y el desarrollo del agro argentino en todos sus segmentos.
“En sistema de extensión somos unas 1500 personas que le ponemos el hombro todos los días y estamos al lado de los productores, muchas veces no se ve, aunque nuestra presencialidad aparece tangible en los resultados que obtienen los productores al llevar adelante innovaciones propuestas”, contó la ingeniera agrónoma María Rosa Graciela Scala.
“Trabajamos pensando en el crecimiento de las economías regionales, en el acompañamiento de propuestas con diversidad productiva. Miramos el territorio, las cuestiones culturales y el clima de cada zona que compone nuestro sistema bioindustrial, acoplados con las áreas de investigación, vinculación tecnológica y comunicación”, cuenta la encargada del área.
TRABAJO MANCOMUNADO
La especialista advierte que en su trabajo, desarrollan un vínculo de mucha fortaleza con las distintas agencias de extensión rural y las experimentales, con quienes abordan de manera mancomunada cada preocupación de los productores, manteniendo una estrecha relación.
“Observamos que el trabajo en equipo es fundamental para resolver los diferentes problemas que ocupan y preocupan al productor. Como área estratégica debemos estar en común acuerdo con las Experimentales y las Agencias para lograr resultados a mediano plazo”, señala convencida Scala.
La profesional, que asumió al frente del área en 2019, cuenta que en su tiempo liderando el equipo, trabajó fuertemente con los enfoques de género y juventud, como una herramienta sustancial que quiere desarrollar conocimientos y generar oportunidades.
“A través de la fundación ArgenINTA pudimos implementar más de 300 grupos de mujeres y jóvenes en todo el país que pudieron desarrollar diversos proyectos productivos que sin esta ayuda era imposible hacerlo”, señala la entrevistada.
Estas iniciativa creadas con el apoyo de la fundación, tuvieron el acompañamiento de técnicos y técnicas de INTA y muchos de ellos ya van en busca de otras escalas productivas a raíz de su proyección.
“A lo largo de mi trayectoria en INTA viví la creación movimientos asociativos que posibilitaron el salvataje de muchos emprendimientos. Por ejemplo, procesos de formación de cooperativas, uniones transitorias de empresas y otras metodologías que le permitieron a los productores comercializar sus productos de manera más estabilizada”, expresó la referente técnica rosarina, que desde muy joven, comenzó a trabajar en INTA Rafaela por su amor a la lechería.
CAMBIO RURAL, PROGRAMA QUE INCLUYE
El Programa Federal de Reconversión Productiva Cambio Rural surge en 1993 con el objetivo de colaborar con los pequeños y medianos productores agropecuarios en la búsqueda de alternativas que permitan superar la crisis económica que los afectaba al insertarse en el contexto de una economía abierta.
Esta herramienta, depende directamente de la Dirección Nacional de Transferencia y Extensión, y se fue imponiendo como una solución a los problemas técnicos, estratégicos e inclusivos de distintos actores de la cadena productiva nacional.
“La herramienta de trabajo grupal, como capital social y mecanismo de acción colectiva, contribuyó positivamente a la puesta en marcha de prácticas que favorecieron la persistencia de las explotaciones”, cuenta la entrevistada en relación a este programa que lleva más de 30 años en el organismo público.
Según Scala, quien fue una de las técnicas colaboradora de este proyecto desde sus inicios, la variedad de emprendimientos que participa de este grupo es muy grande. “Hay productores mixtos, lecheros, economías regionales, algunos que agregan valor y hasta productores que adoptaron al turismo rural como una herramienta para salir adelante”, cuenta emocionada.
“La herramienta de trabajo grupal, como capital social y mecanismo de acción colectiva, contribuyó positivamente a la puesta en marcha de prácticas que favorecieron la persistencia de las explotaciones”, cuenta la entrevistada.
En ese marco, asegura que ver concretar los logros de los productores genera mucha alegría en los impulsores técnicos. “Cuando observamos que sus proyectos se concretan es una caricia al alma”, manifestó, sosteniendo que “ser parte como un facilitador de procesos no tiene precio”.
El ROL DE LA MUJER, OTRA FORTALEZA
Scala, fue una de las impulsoras de distintos grupos de mujeres rurales que fueron acompañados por el apoyo del INTA para salir adelante.
“Cuando llegué a Rafaela como técnica tuve la oportunidad de trabajar con mujeres vinculadas al sector rural. Mujeres cooperativistas, productoras que por diferentes motivos necesitaban herramientas técnicas y capacitaciones para liderar y/o acompañar; como dueñas, madres, hermanas y familias, a los productores para crecer, sortear problemas, acompañar y fortalecer la vida rural. Ellas tenían la intención de conocer más sobre campo, ser protagonistas” cuenta la ingeniera agrónoma que tiene más de 30 años de profesión.
Uno de los grupos técnicamente desde INTA acompañados por Scala fue el “Grupo GAMA Grupo de Ayuda a Mujeres Agropecuarias”, puesto en marcha en 1995 en INTA Rafaela y que aún sigue funcionando con autonomía, con acciones valiosas para la región de manera estable, y con vigencia absoluta como Comisión dentro de la Sociedad Rural de Rafaela.
“Es un grupo que tiene entidad propia y surgió a partir de la unión de varias productoras de leche con la participación de diferentes empresas lácteas que aportaban para que estas mujeres aprendan de gestión, de sistemas productivos y hasta de calidad de leche”, contó la entrevistada.
En base a todo su trabajo, sostiene que el país está atravesando una época donde la mujer comienza a ser visibilizada. “Entre todos ponemos nuestro granito de arena para que la mujer rural pueda ser protagonista, sea visibilizada. Pero además, ellas mismas comienzan a formar su liderazgo y a imponerse ante la adversidad, a destacarse, ser líderes de procesos y de muchas mujeres más, que se animan, son protagonistas se expresan, suman, crecen y sostienen la ruralidad”, manifestó.
En ese sentido, dijo observar una participación mucho más fluida del género femenino en las posiciones de toma de decisiones. “Hoy los directorios tienen mujeres, las entidades del agro, las empresas, la política y las profesiones están lideradas por mujeres, porque nos dimos cuentas de la complementariedad de capacidades que tienen los dos géneros, y porque es necesaria la visión compartida que multiplica los saberes y permite comprender la realidad de una manera más plena”, aseguró con convencimiento.
El INTA Y SU GENTE
Finalmente destacó dentro de sus trabajos la creación del Curso “El profesional Tambero”, una iniciativa generada entre Investigadores y extensionistas de INTA EEA Rafaela, originado en su creación por la demanda del sector lechero, con el acompañamiento de la Sociedad Rural de Rafaela, y gestado con una metodología de aprendizaje.
“Cuenta con una metodología específica y con participación de profesionales de la actividad privada junto al INTA y a las empresas lácteas y de insumos, municipios y comunas de las diferentes cuencas lecheras del país”, contó la entrevistada.
También los Seminarios Lecheros para estudiantes Universitarios, que han convocado a lo largo de estos años 18 años a mas de 9000 estudiantes del último año de las facultades de agronomía, veterinarias y afines, actividad donde las cátedras de producción animal tienen un rol protagónico ya que los docentes acompañan a los alumnos participantes de estos seminarios anuales que se realizan en octubre en la EEA Rafaela.
“Los encuentros de escuelas agroténicas que crecen año tras año, también han sido co-gestados y acompañados por esta profesional y en estos últimos años por la Dirección de Extensión”, mencionó.
Nada de esto es posible, según marca la Directora, si no hay equipos de trabajo de INTA comprometidos, participando activamente de las propuestas, generando iniciativas y acercando ideas. “Esto debemos hacerlo posible para ser siempre un INTA que este cerca de la gente”, concluyó.