La experiencia que tiene Mendoza para el control de la “mosca del Mediterráneo”, una de las plagas más complicada para las plantaciones frutales, podría servir para combatir a uno de los principales problemas que sufre la ganadería, sobre todo en el nordeste argentino: el gusano barrenador del ganado o “mosca de la bichera”.
Sucede que el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria (Iscamen) de Mendoza, ya ha desarrollado con éxito el uso de la técnica del insecto estéril (TIE) para el control de la mosca del Mediterráneo, y esa técnica también podría trasladarse al combate contra la otra plaga mencionada.
¿En qué consiste la TIE? Básicamente, en la cría y liberación al ambiente de ejemplares machos estériles, que, al copular con las hembras silvestres, no dejan descendencia.
Entre las ventajas que se reconocen a esta técnica de control de plagas, se advierte que es biológica por naturaleza, no tiene impacto negativo sobre la biodiversidad, es específica a nivel de especies y ecológicamente segura.
UNA BIOPLANTA PARA CONTROLAR PLAGAS
Para llevar adelante la técnica, es fundamental contar con una “bioplanta”; es decir, una fábrica que permita recrear las condiciones del ciclo biológico natural de los insectos, para luego esterilizarlos antes de liberarlos al medio ambiente.
En este marco, el diseño modular y multipropósito con el que fue construida la bioplanta del Iscamen, en el departamento mendocino de Santa Rosa, permite desarrollar varias líneas de cría.
De allí que actualmente se avanza en el ajuste de la técnica sobre Cochliomyia hominivorax, que es el nombre científico del gusano barrenador del ganado.
CÓMO ES LA “MOSCA DE LA BICHERA”
Se trata de una mosca originaria de las zonas tropicales y templadas de América. Su ciclo de vida pasa por distintas fases o estados.
La mosca adulta vive en la vegetación volando y buscando animales donde poner huevos. Luego, estos huevos se convierten en larvas que parasitan la herida de un animal vivo, lo que provoca y agrava lesiones que, de no recibir tratamiento, pueden conducir a su muerte.
Luego pasan por el estadio de pupas o capullos, que viven enterrados a pocos centímetros del suelo y de los cuales emergen nuevamente ejemplares adultos que tienen un color azul acerado con reflejos verdosos.
El ciclo de vida dura aproximadamente 21 días, pero, en condiciones climáticas adversas, puede extenderse hasta 90.
QUÉ DAÑOS PROVOCA
La infección se produce cuando las moscas hembras ponen sus huevos en las heridas de animales domésticos, silvestres y en los seres humanos.
Esto ocasiona “miasis” o “gusaneras”, que son heridas abiertas con un abundante exudado sanguinoliento y hedor.
Una hembra de esta especie puede colocar 300 huevos en pocos minutos, y su producción puede ser cercana a los 3.000 huevos si las condiciones de temperatura son óptimas (aproximadamente 26º).
Los animales afectados pierden el apetito y las infestaciones múltiples pueden llegar a ocasionar mutilaciones y la muerte masiva de los ejemplares parasitados, especialmente de terneros, lo que ocurre generalmente como consecuencia de la invasión y de complicaciones bacterianas en caso de no ser tratados a tiempo.
LA APUESTA POR LOS INSECTOS ESTÉRILES
Con respecto al desarrollo que lidera Mendoza, los tratamientos para lograr estos insectos estériles se basan en la aplicación local de pastas, líquidos o polvos aerosoles de insecticidas que provocan la expulsión de las larvas.
La necesidad de recurrir a este tipo de mecanismo de control biológico reside a que son especies que desarrollan rápidas resistencias a insecticidas.
En este marco, el Iscamen comenzó a trabajar en conjunto con profesionales del INTA Rafaela, quienes se encargaron de la recolección de ejemplares silvestres de la plaga en diferentes zonas de las provincias de Chaco, Corrientes y Jujuy. Los insectos fueron enviados a los laboratorios del Iscamen para su reproducción y esterilización.
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Un aspecto importante es que el desarrollo de la línea de cría en laboratorio implica un minucioso trabajo de cruzamientos de los ejemplares a fin de formar una línea estable en el tiempo. Actualmente, la línea se encuentra en su etapa final de estabilización.
El segundo paso, que se concretará a mediados de octubre, es un ensayo de liberación semanal de moscas estériles en las zonas afectadas de las cuales se obtuvo el material silvestre circunscripto al área productiva de Chaco, Corrientes, norte de Buenos Aires y Santa Fe.
Ajustada la técnica, se podrá en el futuro comenzar a desarrollar en la bioplanta de Mendoza la cría masiva de este insecto para proveer a las zonas ganaderas productivas de Argentina y Uruguay, donde actualmente se aplica la TIE con ejemplares provistos por Panamá.