Si bien la razón que dio Economía fue que se buscaba estimular a los exportadores de trigo a enviar al exterior harina en vez de grano de cereal, premiándolos con una menor retención y al mismo tiempo achicar la capacidad ociosa de la molinería, en la práctica significa una reducción de las retenciones a las harinas, a un nivel en torno del 7,5%.
La jugada fue rápidamente percibida por la molinería brasileña que salió con los tapones de punta contra la medida proclamada por el gobierno argentino.
En declaraciones a la agencia Dow Jones, el titular del molino paulista Anaconda, Luiz Martins, dijo que ahora es mucho más barato importar harina que trigo, ya que la primera cuesta 175 u$s/t contra 210 u$s/t del segundo.
¿Exagera Martins con el precio de la harina? Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la harina 000 tiene un valor de 532 $/t o 172 u$s/t, o sea levemente inferior a lo de Martins, pero sin incluir retenciones y costos FOB.
Los molineros del vecino país, importadores de trigo, ya salieron a meterle presión a su gobierno con un argumento que duele: que emplean 40.000 personas y que esto podría ser la debacle de su industria.