El mapa de la inseguridad en todo el país amenaza con peligros impensados en la vida cotidiana. La indefensión casi absoluta del hombre de campo lo coloca en la delicada disyuntiva de defenderse como pueda o aceptar su destino.
Según cifras oficiales, el delito rural fue el que más creció durante julio último. Con 742 casos denunciados en dicho lapso, el guarismo representa un incremento del 5,7% respecto de junio.
“El Estado todavía no está a la altura de la situación. Reconoce la existencia de un aumento de este tipo de delitos, pero no hay un trabajo profundo en la materia. Hay una gran desorientación”, aseguró en diálogo con Infocampo, Paola Spátola, especialista en seguridad.
En ese marco, el diputado del Interbloque Federal, Guillermo Alchouron (Acción por la República – Provincia de Buenos Aires) reclamó en la Cámara baja, el urgente tratamiento de sus proyectos, que se discutirían la semana próxima en la Comisión de Legislación Penal de ese cuerpo. (Ver recuadro.)
Para el presidente de la Sociedad de Olavarría, Raúl Iguíñiz, el delito rural “volvió a recrudecer. Obviamente, sigue siendo menor de lo que era tiempo atrás, pero ahora volvió indudablemente a escaparse de control”.
Las zonas más conflictivas que preocupan a los funcionarios se ubican en el sur de Santa Fe, el norte y el sudeste bonaerense y varias localidades de Córdoba.
“Es cierto que hay una cifra negra elevada en el delito rural, pero justamente nosotros apuntamos a crear una mesa de trabajo para integrar a todos los sectores y, entre otras cosas, apuntalar el compromiso de denunciar y generar confianza entre los productores”, dijo a Infocampo el subsecretario de Información para la Prevención del Delito del Ministerio de Seguridad provincial, Roberto Vázquez, encargado de coordinar la mesa de trabajo de prevención del delito rural.
El conurbano en llamas
“Mientras tanto, el Ministro de Seguridad Bonaerense, León Arslanian continúa distrayéndose en declaraciones y respuestas a Juan Carlos Blumberg o a la policía”, disparó Spátola. Además, agregó que todavía no se trazó un diagnóstico correcto, no se examinan específicamente las causales ni se comienza a generar una política de Estado en la materia”.
María del Carmen Alarcón (diputada nacional PJ-Santa Fe), presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara baja, aseguró a Infocampo que los productores bonaerenses perdieron 20 millones de pesos durante el último año por el robo de ganado.
La zona más caliente del delito rural es la que corresponde a la jefatura departamental de Azul. En ese sector, 107 hechos fueron denunciados, de los cuales se aclararon 21.
Le sigue en peligrosidad rural el área que corresponde a Bahía Blanca. Según los datos policiales, allí se denunciaron 73 episodios de robo de ganado, de los cuales solamente se lograron esclarecer 17 hechos. En el primer trimestre del año hubo, además, 294 delitos protagonizados por piratas del asfalto. (Ver infografía.)
El subdirector de Cuatrerismo del gobierno bonaerense, comisario David Coneiquir, dijo en diálogo con Infocampo que los controles no sólo deben realizarse desde dependencias policiales sino que además “debería existir un compromiso unificado entre en el Ministerio de Ganadería, Senasa y ONCCA, donde se deberá extremar las supervisiones en los mataderos y frigoríficos”.
El titular de una agencia de seguridad porteña aseguró a Infocampo que “en el último trimestre aumentó en un 80 por ciento los puestos de seguridad en los campos y que la tendencia a la suba en estos delitos hasta el momento, es imparable”.
Nada que declarar
La vida del hombre rural está a cada momento en juego. En las rutas, en la soledad de los campos y en cada tranquera que se abre al amanecer; hay miedo.
Sin embargo, el ministro de Seguridad bonaerense, Leon Arslanian, continúa en su escalada mediática de peleas, de idas y venidas y escasas soluciones.
El Pronaserar, desde que lo echaron a Beliz y a Quantin, no tiene estructura dirigencial definida. El silencio del ex titular Ignacio Gallo se mimetizó en toda la Secretaría de Seguridad Interior, en la que nadie dice nada, y, salvo algunos asesores de prensa, a la gran mayoría de funcionarios la soga les llegó al cuello y les quitó la voz.
Por Gustavo Malem
Redactor de Infocampo
gmalem @infobae.com