La suba en el precio de los granos tuvo dos determinantes íntimamente conectados: el fuerte crecimiento de la economía de China que demandaba más de todo, y la consecuente suba en el precio de petróleo. Si se toma una serie para los últimos diez años se ve que el aumento en las exportaciones de soja se corresponde con el incremento de las importaciones por parte de ese país.
En el caso del maíz el impacto fue indirecto, la suba del petróleo determinó un aumento fenomenal en la capacidad instalada para procesar maíz para la obtención de etanol en Estados Unidos. Las relaciones de precio entre el maíz, el etanol y la gasolina, generó un ambiente de alta rentabilidad, más aún porque en esa época la producción de etanol a partir del maíz tenía un subsidio vía impuesto a las ganancias.
Veámoslo en números. La capacidad instalada para producción de etanol en EE.UU. a principios de 2005 era de 3600 millones de galones/año. Para principios de 2012 la capacidad había crecido a 14.900 millones de galones. Semejante incremento tuvo su necesario correlato en el aumento de uso de maíz. De una molienda de 40 millones de toneladas para 2005/06 , que representaba 14% del uso total de maíz en USA, incluido exportaciones, pasamos a casi 129 millones de toneladas en la campaña que está por finalizar 2013/14, representando ahora 37% del uso total. Eso es un incremento de 122% u 89 millones de toneladas un 122%.
En ese lapso, la producción de maíz para grano en EE.UU. pasó de 282 millones de toneladas en 2005/06 a 354 millones de toneladas en la que está por finalizar, un incremento de 72 millones de toneladas, algo por debajo del incremento del uso para etanol. Para que esto haya sido posible, el maíz destinado a otros usos en ese país tuvo que reducirse.
El uso como forraje pasó de 156.3 millones de toneladas en 2005/06 a 134.6 millones de toneladas en esta última campaña, una baja de 14% o 21.7 millones de toneladas -el stock ganadero está en una de los números más bajos de los últimos 15 años-. La otra variable que se vio afectada fueron las exportaciones, que bajaron para igual período de 54.2 millones de toneladas a 48.5 millones de toneladas.
Todo bien hasta aquí, el problema es que a partir de 2011, la capacidad instalada para procesar maíz en EE.UU. con destino a etanol está prácticamente estancada y es difícil que la tendencia se revierta en el mediano plazo.
En una coyuntura como la actual en la que se viene de una producción de 354 millones de toneladas (récord) y con una perspectiva cierta de alcanzar este año las 360 millones de toneladas (otro récord), el excedente de producción ya no puede ser absorbido por el complejo del etanol.
¿Qué pasa con los usos alternativos? Un incremento significativo en el consumo animal lleva su tiempo, especialmente en la ganadería vacuna por un simple proceso biológico. Además, con existencias bajas como las actuales el aumento de maíz en las raciones no tiene el mismo impacto. En cuanto a la exportación, la reacción puede ser más rápida aunque a fuerza de una mayor baja en los precios. Hoy además de la alicaída Argentina, tenemos países que como Ucrania y Brasil con 40 millones de toneladas de exportación en la última campaña prácticamente no existían como proveedores hace una década atrás.
La situación de bajos precios podría extenderse, si el área sembrada con maíz en EE.UU. no baja de modo significativo en la campaña 2015/16, Ese área pasó de un récord de 39,3 millones de hectáreas en 2012/13 a 37.1 millones de hectáreas para la que está por comenzar, una caída de 5,6%.
Frente a un escenario como el descripto, la producción de maíz en la Argentina con derechos de exportación de 20% puede ser parte de la variable de ajuste de la oferta global. A dos meses de la siembra hay un gran desconcierto, solo opiniones acerca de cuánto va a ser la baja en el área sembrada.
Por José Frogone, Analista de granos Corredora Cortina Beruatto