El domingo Agropecuario Argentino, el club de fútbol más joven de la ciudad, ascendió a la Primera B Nacional y se transformó en el equipo con menos trayectoria en la historia argentina en llegar a la segunda categoría del fútbol argentino, al hacerlo a solo seis años desde su fundación.
Reconocido como el “club sojero”, los fanáticos de la ciudad esperaron en sus casas y bares el resultado del partido que, finalmente, Gimnasia y Tiro de Salta le ganó a Gimnasia de Mendoza y que decretó el ascenso del club bonaerense, según indicó Télam.
Una vez terminado el partido, los jugadores de Agropecuario se vistieron con los colores verde y rojo del club y se subieron a un tractor y a la caja y el techo de la cabina de un camión, con los que recorrieron las calles casarenses y compartieron su alegría junto a los vecinos.
Al mismo tiempo, los colores verde y rojo tiñeron las principales vías de circulación de la ciudad, donde las canciones populares de cuarteto y los cantos de tribuna se mezclaron para formar un único sonido de alegría.
“Ay ay ay ay, ay ay ay ay, Agropecuario, al Nacional”, coreó un heterogéneo grupo de fanáticos, compuesto tanto por adolescentes y adultos como por mujeres y niños, explicó Télam.
“La felicidad que tengo con mi familia no se puede explicar. Estamos felices de ver a un equipo como Agropecuario haciendo historia”, expresó uno de los vecinos de Carlos Casares.
Mientras esperaban la finalización del encuentro, el subsecretario de Deportes local, Ezequiel Donoso, indicó a Télam: “Ahora estamos en el Parque San Esteban realizando el evento de Rural Bike escuchando por los altos parlantes el partido y palpitando lo que sucede segundo a segundo”.
Por otro lado, Bernardo Grobocopatel, fundador y presidente de la institución aseguró que el club le cumplió “el verdadero sueño” de su vida, que transcurrió rodeada de “prejucios” por la creencia de que lo tenía todo en el aspecto material.
Nacido en el seno de una familia millonaria, reconocida públicamente por sus negocios con la soja, el dirigente se mostró “conmovido” por un logro deportivo que consolida su proyecto con menos de cinco años de vida, en su ciudad de apenas 18.000 habitantes.
“Estoy muy emocionado, es que toda la vida soñé con tener un club de fútbol porque mi vida es el fútbol. Tuve la suerte de nacer con todo lo que la gente puede soñar, pero me faltaba esto”, confesó Grobocopatel a Télam desde el Club Med de Río de Janeiro, donde pasa unas breves vacaciones.
“Puede vencer el prejuicio de quienes dicen: ‘éste lo tiene todo’. No lo tenía todo, me faltaba esto, que es un sueño que estoy cumpliendo. Y lo más lindo es que esta historia que comenzó en mi cabeza de loco ahora se está traspasando a la gente”, celebró.