La introducción en Argentina, hacia mediados de los noventa, de variedades de soja resistentes al herbicida glifosato produjo, en el comienzo, una simplificación de los tratamientos de control de malezas. Con el transcurso de los años, la presión de selección ejercida por la aplicación continua de este herbicida post emergente, favoreció a la aparición de malezas tolerantes y malezas resistentes a aquel principio activo.
A través de las sucesivas campañas, la dosis por hectárea del glifosato se ha ido incrementando con el objeto de lograr el efecto deseado y, en la actualidad, es muy habitual la combinación con otros principios activos de diferente modo de acción para alcanzar el mismo objetivo de control. Tal es así que hoy resulta común el uso de dos o tres aplicaciones, durante el barbecho, para mantener el lote limpio.
Con frecuencia se advierte, durante las aplicaciones, la combinación de glifosato con herbicidas postemergentes selectivos, como 2,4D, dicamba, graminicidas, o con herbicidas con poder residual, del tipo metsulfuron, imazetapyr, atrazina, acetoclor o metribuzin, entre otros.
En consecuencia, existe un incremento significativo del volumen de herbicidas aplicados por hectárea respecto a los tratamientos de años anteriores, lo cual genera un costo elevado para el productor, a la vez que una práctica poco amigable con el medioambiente.
Los inconvenientes de la baja eficiencia de los productos se resuelven, en parte, gracias al trabajo sobre las tecnologías de aplicación, ya sea a través de pulverizadoras, picos o condiciones ambientales. Pero también se encuentran soluciones en el desarrollo de tecnologías de formulación, bajo la finalidad de tener disponibles productos más eficientes contra las malezas.
Enfocado en este último tema, desde Red Surcos trabajamos en la investigación y el desarrollo de formulaciones para productos que aporten la solución de control esperada sobre los cultivos.
La nueva tecnología, desarrollada para herbicidas, consiste en disponer a los principios activos en su forma ácida, que otorga al producto mayor biodisponibilidad y bioeficacia. Permite disminuir a la mitad la dosis de ingrediente activo por hectárea y, así mismo, obtener resultados de control idénticos o superiores a los que brindan las tecnologías tradicionales.
Ing. Agr. Enrique Fernández, Director de Marketing de Red Surcos.
