A pesar del esfuerzo realizado para “erradicar” y prevenir el avance del picudo algodonero (Anthonomus grandis Boheman) en Argentina, esta plaga
se encuentra fuertemente establecida en las principales provincias algodoneras del país. Dependiendo de las condiciones climáticas, la zona, el tiempo desde que se estableció la plaga, la fecha de siembra, el manejo del lote, la presencia de refugios cercanos, la intensidad de ataque del picudo varía campaña a campaña, y de acuerdo al manejo de cada lote por parte del productor.
En las zonas donde la plaga se encuentra establecida y el productor no realiza ninguna práctica de control, los rendimientos no alcanzan los 500 kg de algodón en bruto por hectárea, que es uno de los motivos por los cuales los pequeños y medianos productores de las zonas invadidas por la plaga, desisten de realizar este cultivo, aún con precios record del textil.
Una vez que el picudo se establece en una zona, las reglas de juego para la producción de algodón cambian totalmente y el productor que no toma las medidas adecuadas, tiene que afrontar graves pérdidas económicas a consecuencias de la merma de rendimientos y las repetidas aplicaciones de insecticidas que deben ser efectuadas.
En la campaña 2.010- 2.011 el picudo algodonero está causando pérdidas económicas multimillonarias a los productores y al país. Aunque las capturas de picudo antes de la siembra de dicha campaña eran alarmantemente altas y FULCPA advirtió de la situación a través de artículos publicados en los diarios y anuncios en la radio, muchos productores subestimaron el poder destructivo de la plaga y no tomaron medidas preventivas.
No se trata de modo alguno de una plaga tan difícil de controlar, pero como es una plaga de bajo impacto visual y difícil de detectar para el personal no entrenado, se posterga su control, hasta que el daño provocado en el cultivo es irreversible.
El control de esta plaga se potencia si los productores trabajan coordinada y responsablemente. Algunas de las pautas generales que deben usarse para minimizar su población son:
– Siembra concentrada en cada zona agroecológica (no más de 45 días).
– La siembra se debe realizar en las fechas establecidas en cada zona por el SENASA y las provincias.
– Usar variedades de algodón de ciclo corto, y rápida fructificación, con semillas en las que se certifique su pureza varietal, para evitar o disminuir en el lote plantas con diferentes grados de desarrollo.
– Periodo libre de rastrojos de algodón lo más extenso posible (más de tres meses).
– La dirección de los linios de algodón Este- Oeste, coincidiendo con la orientación de entrada y salida del sol para que los entre-linios queden al sol, y faciliten que se deshidraten más rápidamente los botones de algodón caídos, matando a las larvas de picudos.
– Control de malezas que crecen al borde de los lotes y los caminos, proporcionando refugio a los picudos invernantes.
– El uso de trampas con feromonas en el perímetro del lote.
– Aplicación oportuna de insecticidas eficientes.
– Uso correcto de reguladores de crecimiento que logren concentrar la producción, y reducir la ventana de alimentación de los picudos.
– Uso de defoliantes, bien aplicados provocan la caída de hojas junto a los botones florales, cortando así el suministro de alimento a los picudos; es altamente recomendable si se trata de una zona con presencia de picudos, que junto al defoliante se incorpore un insecticida, para eliminar los picudos que en esta etapa del cultivo comienzan a migrar, para colonizar otros cultivos menos desarrollados o refugiarse en estado de diapausa para atacar el cultivo en la próxima campaña.
– Rápida destrucción de los rastrojo después de la cosecha.
– Control de las maquinas cosechadora y otros implementos agrícolas que se desplazan de zonas infestadas a libres.
– Control de los camiones que transportan semillas de algodón para que no se produzca pérdidas de semillas durante el transporte. Las plantas de algodón que nacen a la orilla de los caminos a causa de estas pérdidas sirven de refugio y proporcionan alimento a los picudos.
Colocación de trampas con feromonas en el perímetro del lote desde 60 días antes de la siembra
La distancia máxima que se desplazan los picudos que salen de la hibernación para comenzar la colonización de un nuevo cultivo, no es conocida con exactitud, pero las evidencias indican de que solo es de unos pocos metros, y generalmente comienzan su ataque en un borde del cultivo próximo a su zona de refugio; identificar esos sectores antes de la siembra y actuar en consecuencia es ganar la mitad de la batalla y reducir los costos de control.
Las trampas son útiles por varias razones, entre las que se destaca:
1) que puede detectar poblaciones muy exiguas, imposible de descubrir con otros métodos.
2) existe una alta correlación entre las capturas y los lotes o sectores del lote donde comenzaran los daños de picudo.
3) Atrapa, captura y mata picudos.
4) pueden indicar las cercanías de posibles zonas de refugio, de los picudos diapausantes o pseudodiapausantes.
La eficiencia de las trampas es inversamente proporcional al número de insectos presentes en el campo, por lo tanto son más eficientes cuando más baja sea la población de picudos (en caso de poblaciones muy bajas de picudos y alta cantidad de trampas pueden llegar a suprimir la población de picudos colonizantes), deben ser colocadas antes de que el algodón sea sembrado, donde actúan como la primera línea de ataque al capturar y matar picudos y brindar información anticipada de los lugares más probables en que comenzaran los ataques de picudo.
Por lo tanto las trampas son una herramienta para la obtención de información, sobre la población de picudos y servirá como base para la toma de decisiones que permitan implementar acciones que impidan o retrasen la colonización de los picudos en nuestro algodonal.
Deberán estar correctamente ubicadas, lo ideal es que las trampas estén a una altura de entre 1 m y 1,5 m sobre una estaca en lugares abiertos y soleados, idealmente a unos pocos metros del borde del cultivo a sembrarse.
Una trampa mal colocada no va a funcionar correctamente, igualmente si el cilindro de recolección esta opaco o sucio, lo que frecuentemente ocurre si están en bordes de caminos de tierra muy transitados, hay que prestar especial atención al cilindro de recolección el cual debe ser completamente transparente.
Las trampas que son derribadas por condiciones climáticas o herramientas agrícolas deberán ser levantadas, ya que tiradas en el suelo no funcionan.
Las trampas bajo los árboles, u otras áreas sombreadas pierden su eficacia y pueden dar datos engañosos. Mantener los límites del campo despejado y libre de malezas contribuye a mejorar la eficiencia de las trampas.
La falta de mantenimiento de las trampas puede resultar en una sub estimación de la población real de picudos y pérdidas o retrasos de tratamientos que resulta luego en rendimientos disminuidos y aumento en el costo de control del picudo.
Las trampas se deberán colocar alrededor de los lotes a sembrar algodón 60 días antes de la siembra, en el perímetro de los lotes, a razón de 1 trampa cada 40 a 100 m. (la distancia entre trampas puede ser hasta de 200 m si el lote limita campos abiertos sin montes, malezas, pastizales o fuentes de agua). Las feromonas se deberán cambiar cada 21 días hasta que se haya sembrado el algodón, luego el cambio se debe realizar cada dos semanas. Los lotes que vayan a ser sembrados con algodón y limiten con zonas de refugio de picudos deben tener las densidades más altas de trampas (1 cada 40 o 50 m).
Las trampas deberán estar identificadas con un número, letra, o la combinación de ambos, se inspeccionaran una vez por semana y se llevará un registro cuidadoso de las capturas que se vayan produciendo. Las trampas pueden ser retiradas del lote unos 50 días después de la siembra, cuando los datos de capturas que proporcionan dejan de ser confiables, por la competencia que ejerce el cultivo.
Después de los primeros recuentos, si se detecta, que un sector del lote tiene la mayoría de las capturas de picudos, se tendrá en cuenta ese dato para reforzar las aplicaciones de insecticida en ese sector.
El hecho de disponer las trampas en el perímetro de los lotes, se basa en que al inicio de la temporada, los picudos suelen atacar desde los bordes, y lo hacen con mayor intensidad en los lugares donde encontraron las condiciones más adecuadas para sobrevivir en la temporada sin cultivo
Cuando se monitorea un lote atacado por picudo frecuentemente se evidencia que el porcentaje de botones dañados disminuye desde el borde hacia el centro del lote.
El control del picudo y otras plagas como las chinches que generalmente atacan desde los bordes, donde se alimentan, reproducen y aumentan su población para luego invadir todo el lote, se facilita con lotes con bajo índice de perímetro por hectárea; por lo que la forma y el tamaño del lote importa.
Si realizamos un control eficiente, esto puede sentar las bases para una futura erradicación, que mejoraría inmediatamente la competitividad del cultivo de algodón en nuestro país, y la expansión del cultivo podría superar los máximos históricos.
La estrategia debe ser, evitar o retrasar lo máximo posible el ingreso de los picudos colonizadores al lote de algodón para que estos no logren alcanzar niveles de población, capaces de provocar daño económico.
Para que el técnico encargado de la conducción de un cultivo pueda tomar la decisión correcta, debe contar con la información exacta de lo que sucede con las poblaciones de insectos que pretende controlar; cuando se revisa una trampa de feromona, el resultado puede ser que haya o no picudos y este dato debe reflejar la realidad; y para estar seguros, las feromonas no deben estar vencidas, las trampas correctamente emplazadas y el trampero debe ser una persona confiable y observadora.
Aplicaciones de bordes
La colocación de las trampas en el perímetro de los lotes, atrae y captura algunos picudos, pero otros quedan sobre las estacas, sin entrar a las trampas o a pocos metros de distancia; entonces las aplicaciones de bordes resultan un complemento ideal, si se realizan sobre la línea imaginaria que une las trampas del lote, esta acción ayuda a prevenir o retrasar el ingreso de los picudos colonizadores a los lotes de algodón, también significan un ahorro sustancial de insecticidas. El ancho de las aplicaciones de bordes puede ser de 20 a 100 m de ancho.
Estas aplicaciones deben comenzar antes de la siembra, y repetirse cada semana, si es que las capturas en las trampas fueron frecuentes. El ancho de las primeras aplicaciones puede comenzar con 20 m e ir aumentando gradualmente a más de 100 m, a medida que avanza el cultivo. El ancho de estas aplicaciones también puede variar en un mismo lote de acuerdo a las capturas previas de picudos.
Aplicaciones en el estado “boton cabeza de alfiler”: El momento de actuar con una alta relación costo-beneficio
En esta etapa del ciclo del cultivo, las aplicaciones de insecticidas son más eficientes porque el algodón recién comienza a producir los primeros botones florales, llamados “botones cabeza de alfiler”, terminología basada en el tamaño que tienen en esta etapa, dependiendo de la variedad de algodón y de la temperatura ambiental, esto ocurre treinta a cuarenta días después de la siembra; las aplicaciones de insecticidas en este estado, resultan en un alto porcentaje de mortandad contra los picudos sobrevivientes del invierno anterior, antes de que alcancen a reproducirse en el campo.
Si las aplicaciones se retrasan el picudo ya habrá comenzado a reproducirse y las estructuras fructíferas del algodón de mayor tamaño tendrán en su interior larvas de picudos que estarán completamente protegidas de los insecticidas.
Los buenos resultados dependen a las técnicas de aplicación, producto elegido, dosis y condiciones ambientales durante y después de la aplicación. El número de las aplicaciones totales del lote va a depender, de las capturas previas en las trampas de feromonas, la uniformidad del lote (lotes con plantas con diferente grado de desarrollo necesitaran aplicaciones más frecuentes); condiciones ambientales, etc. (días nublados, temperaturas moderadas, y humedad, predisponen a un mayor porcentaje de supervivencia de esta plaga). Como parámetro orientativo podría considerarse de que si no se registraron capturas en las trampas de feromonas, la aplicación en este estado no son necesarias, y si las capturas en las ocho semanas previas a la siembra fueron de un promedio de más de cinco picudo por trampa, las aplicaciones deberían ser como mínimo tres, en la totalidad del lote, espaciadas estas, cada cinco días.
Algunos productos químicos que están usando los productores algodoneros en nuestro país y han dado excelentes resultados, son el Mercaptotion (1 litro/ ha), y Endosulfán (1,5 litros/ ha), este ultimo debe usarse con precaución, ya que resulta extremadamente tóxico para el hombre y el medio ambiente, razón por lo cual ya ha sido prohibido en algunos países.
Se desaconseja el uso de piretroides en los primeros 90 días, del cultivo de algodón.
Aplicaciones en temporada plena
Es el periodo más difícil para lograr el control del picudo, en este estado las trampas pierden efecto y las capturas o falta de las mismas ya no son indicativas de la situación del lote, por que los botones florales que se están produciendo en el cultivo y el olor de los picudos que se están reproduciendo, resultan más atractivos, por lo tanto las infestaciones se detectan mediante el recuento semanal de botones florales, la clave en esta etapa es contar con buenos reconocedores de plagas especializados en detectar picudos.
Una vez cada cinco días en diferentes sectores del lote, se inspeccionaran botones florales, para detectar infestaciones recientes. Los recuentos serán más minuciosos en los bordes de los lotes.
Como parámetro orientativo se pueden tomar diez lugares de muestreos por lotes de 20 a 50 has y en cada uno de ellos revisar 20 botones florales preferenciales (del ancho de un lápiz).
Si se detectan infestaciones localizadas se podrá marcar la zona (por ejemplo con una estaca y un trapo rojo) y en un perímetro de al menos 10 m realizar aplicaciones cada 3-5 días al menos 3 veces. Esto se denomina control de focos y bien aplicado significa una economía en el uso de insecticidas. A veces suele ocurrir que se detectan infestaciones en solo uno de los bordes del lote, en este caso se podrían realizar aplicaciones selectivas de bordes.
Si se detectan daños dispersos en el lote, se deberá realizar aplicaciones en la totalidad del lote. Cuando se realiza el recuento de botones dañados se pueden encontrar botones con daño de alimentación, daño de oviposición o picudos adultos.
Si solamente se detectaron picudos adultos y o daño de alimentación, se puede realizar una sola aplicación e intensificar el monitoreo, 48 a 72 hs después de la aplicación del insecticida para decidir si es necesario repetirla.
Cuando se detectan botones con daño de ovoposición, hay que realizar una batería de aplicaciones en la totalidad del lote, de tres o cuatro aplicaciones cada cinco días, ( esto se debe a que cada vez que se realicen aplicaciones habrá huevos, larvas y pupas protegidas dentro de las estructuras fructíferas).
Se pueden juntar los botones con daño de oviposición en un recipiente transparente con tapa y ventilación, para observar el momento de la emergencia de los adultos, y usar este dato para coordinar las aplicaciones de insecticidas, ya que estas son efectivas únicamente contra los adultos de esta plaga.
Aplicaciones de otoño
Las aplicaciones comienzan desde el CUT OUT (fin de la floración efectiva), lo cual dependiendo de la variedad de algodón y las condiciones climáticas durante el cultivo, se produce unos 85 días después de la siembra. Las aplicaciones deben realizarse hasta la cosecha, a razón de una aplicación cada 7 a 10 días.
Con estas aplicaciones se reducen drásticamente los picudos que atacaran la campaña siguiente, si se coordinan las aplicaciones con todos los productores de una determinada zona, los problemas con el picudo se reducen enormemente en la próxima campaña.
Se podrán suspender las aplicaciones cuando por ejemplo se compruebe que la defoliación química ha sido exitosa y no queden en las plantas flores, ni botones florales, que sirvan de alimento a los picudos.
Estas aplicaciones de fin de temporada, aunque resultan muy efectivas para reducir las poblaciones del picudo, son poco tenidas en cuenta por el agricultor, ya que se trata más bien de una inversión para la próxima campaña, por lo cual esta tarea es efectuada generalmente por asociaciones de productores, fundaciones, o el SENASA; y es indispensable realizarla si se piensa en una erradicación total de la plaga.
Uso de reguladores de crecimiento y defoliantes
Su uso es indispensables para lograr algodones que puedan cosecharse mecánicamente, además contribuye al control del picudo, disminuyendo la ventana de alimentación que estos disponen; por lo que al decidir la siembra de algodón hay que aprovisionarse de estos insumos, que si no se disponen y aplican en el momento oportuno, prolongaría innecesariamente el cultivo, dándole una ventaja adicional al picudo. El uso de defoliantes bien aplicados, no solo provoca la caída de hojas, sino también de los botones florales, cortando así el suministro de alimento a los picudos. Es altamente recomendable si se trata de una zona con presencia de picudos, que junto al defoliante se incorpore un insecticida, para eliminar a los picudos que en esta etapa del cultivo comienzan a migrar para colonizar otros cultivos menos desarrollados o refugiarse en el monte en estado de diapausa, para atacar el cultivo en la próxima campaña.
Destruccion de rastrojos y rotacion de cultivos
Inmediatamente después de la cosecha, se deben destruir los rastrojos, ( por medios químicos y o mecánicos). Cada día que se postergue la destrucción de los rastrojos después de la cosecha, proporciona una fuente adicional de alimento, para los picudos que acumulan reservas y tienen más chances de sobrevivir al invierno.
Erradicación
Es lo más aconsejable, ya que se trata de una plaga introducida con muy pocos enemigos naturales eficientes, por lo que para controlarla se necesitan realizar frecuentes aplicaciones de insecticidas todos los años, que afectan a la fauna benéfica y al medio ambiente. Lo más difícil, es lograr la participación y compromiso de los diferentes sectores involucrados, cada uno de los cuales sostiene que el mayor esfuerzo lo debe realizar el otro. Llevando a cabo la erradicación se disminuye el costo de control de picudo que supera, los 100 dólares por hectárea por año; el cultivo de algodón es más económico, seguro y rentable en las zonas donde se ha erradicado el picudo o donde todavía no ha logrado colonizar.
Insecticidas
Existe una gran variedad de insecticidas en el mercado Argentino que pueden usarse para el control del picudo, los cuales también difieren en su precio y efectividad.
FULCPA recomienda el Malation, en nuestro país al mismo producto se lo conoce como Mercaptotion y se comercializa bajo las marcas comerciales “Lupara” y “Hunter”.
El Mercaptotion,: (1 litro/ ha) es el insecticida elegido debido a: 1) su baja toxicidad para humanos, mamíferos y aves; 2) su excepcional eficacia contra el picudo.
Este insecticida a sido usado con éxito para erradicar el picudo en Estados Unidos de Norteamérica.
Saber elegir el insecticida más conveniente para cada aplicación, es solo el principio del éxito para esta y cualquier otra plaga, luego se debe medir y calibrar bien las aplicaciones, tener en cuenta la calidad del agua, efectividad del producto, momento de la aplicación y homogeneidad en la distribución; antes de comenzar controlar el estado de la pulverizadora; durante la aplicación utilizar tarjetas hidrosensibles para determinar el número de impactos por cm2 y el tamaño promedio de las gotas etc. Usar aceite agrícola y otros coayudantes de acuerdo a las condiciones durante la aplicación.
Para el picudo algodonero las aplicaciones de insecticidas deberán realizarse durante el día que es cuando la plaga está activa.
Estas recomendaciones se potencian si son utilizadas en una amplia zona y los productores trabajan coordinadamente para evitar que los picudos infesten sus lotes, en vez de comenzar a controlarlos recién cuando se evidencien los daños.
Durante esta campaña los productores que comenzaron las aplicaciones de bordes desde unas dos semanas antes de la siembra utilizando maquinas turbosoplantes, tuvieron una menor presión de la plaga, y necesitaron realizar menos aplicaciones durante el cultivo, están logrando mayores rendimientos a menores costos.
Improvisar puede salir muy caro: Ante cualquier duda consulte con un ingeniero agrónomo, con experiencia de manejo en picudo, el cual de acuerdo a la zona, tamaño y forma del lote, cultivo antecesor, historias de capturas, situaciones climáticas, evaluará su situación particular para brindarle la mejor recomendación.
* Ingeniero Agrónomo