Según un estudio realizado a pedido de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), “es técnicamente factible producir girasol transgénico, con eventos de primera generación. La resistencia a glifosato es el evento biotecnológico que mejor se adaptaría. Pero, tanto desde el punto de vista biológico como comercial, no sería viable la coexistencia de transgénicos y no transgénicos. Aunque materiales IMI, con buen potencial y menor costo, tendrían un impacto productivo similar pero con menor riesgo que los eventos transgénicos”. Estas fueron algunas de las conclusiones del estudio que mide el impacto económico de la eventual utilización de eventos transgénicos de girasol en Argentina presentado por Pablo Ogallar, vicepresidente primero de ASAGIR, durante el acto de lanzamiento del Tercer Congreso Argentino de Girasol.
En este marco, surge que con tecnología tradicional, la superficie esperable es de 1,5 millón de hectáreas, en tanto que con tecnología IMI esa superficie podría ascender a 1,85 M de ha, con IMI mejorado a 2,2 millones de hectáreas, la misma superficie que si se sembraran transgénicos.
El estudio expresa que “la colocación de productos transgénicos en el mercado mundial no será impedida, pero podría afectar los precios relativos”. Otras alternativas para mejorar la competitividad son el desarrollo de girasoles libres de OGM, que sumen características de calidad. Además, existe la posibilidad de desarrollar una estrategia orientada a lograr mejores precios sobre la base de la diferenciación por calidad.
Milva Beloso | Especial para Infocampo