Al igual que lo que viene ocurriendo con las malezas y el crecimiento de los casos de resistencia a diferentes herbicidas, de a poco hay también enfermedades que se están volviendo inmunes a la aplicación de algunos fungicidas.
“En Piamonte, Santa Fe, con el 90% de suelos clase 1 y 2, el principal problema sanitario en soja son las enfermedades de fin de ciclo”, relata el ingeniero agrónomo y consultor privado de VMV Siembras, Carlos Grosso.
Uno de los hongos que está exhibiendo esta resistencia es Cercospora kikuchii. “Lo que nos preocupa es que hay una pérdida de eficiencia en el uso de los fungicidas tradicionales de estrobirulinas más triazol”, señala Grosso.
Ensayos
A raíz de esta situación, Grosso durante la última campaña evaluó el desempeño de nuevos fungicidas que permitan agregar nuevas estrategias de control a las que se vienen utilizando hace 20 años, en base justamente a triazoles y estrobirulinas.
Después de cinco años de ensayos y más de 1.000 parcelas evaluadas con 250 tratamientos, Grosso asegura que hay nuevas alternativas. Entre ellas, el fungicida multisitio de UPL Goldleaf, que tuvo muy buenos desempeños en los estudios realizados.
Cercóspora y septoria son enfermedades que aparecen al final del ciclo y generan manchas en las hojas y una defoliación prematura del cultivo. “El resultado más visible de estos fungicidas es una mayor retención foliar”, afirma Grosso.
Y completa: “Las mejores parcelas este año -2020/2021- van a tener un rendimiento de 300 a 400 kilos por hectárea por encima de los testigos sin fungicida y 200 kg/ha más respecto de los fungicidas convencionales que están perdiendo eficacia de control”.
Para Grosso, hay que tener en cuenta que quizás no sean grandes las diferencias de kilos, de hecho “no se ven a simple vista desde la ruta”, pero “cuando los márgenes terminan siendo de 600 a 800 kilos promedio para un productor, obtener 200-300 kilos de más es un 40-50% del margen neto que termina recibiendo y tiene un impacto importante en la renta”.
Agricultura sostenible
Al respecto, el representante de Desarrollo de Mercado para UPL Argentina en Entre Ríos y Santa Fe, Marcos Reynaudo, enfatiza: “Asociado al propósito OpenAg y a la agricultura sostenible, UPL sigue trabajando fuerte en el manejo de resistencias y es allí donde surge Goldleaf, que es el primer fungicida para soja multisitio, triple mezcla y sistémico del mercado. Está compuesto por Protioconazole, que es uno de los mejores triazoles que existen; Mancozeb, que es el fungicida que le da la característica de multisitio; y Azoxystrobin”.
Además, “tiene acción preventiva, curativa, erradicante y antiesporulante”, agrega el técnico.
“Vemos una pérdida de eficiencia de los fungicidas que usamos durante 20 años o más, algo similar a lo que sucede con los herbicidas, sólo que cuando un herbicida falla en su control se ve desde la ruta. En enfermedades e insectos tenés otra escala, hay que mirar con lupa y estar atentos para ver si falla”, insiste Grosso.
Y recomienda: “Al productor le digo que hoy tiene alternativas, puede empezar a hacer recorridas, visitar lotes y elegir fungicidas con una performance superadora como estos”.