Las fuertes tormentas y las abundantes lluvias caídas en territorio santafesino desde el año pasado provocaron graves inundaciones y anegamientos que derivaron en importantes pérdidas: humanas, materiales y productivas.
Convocado por la Bolsa de Comercio de Santa Fe (BCSF), el ingeniero en Recursos Hídricos Carlos Vionnet, analizó los eventos extremos que se vienen produciendo en la provincia. En el marco de la reunión mensual del Directorio de la institución, el especialista abordó el tema: “Precipitaciones en el centro-oeste de la Provincia de Santa Fe; eventos extremos: ¿anomalías o normalidad?”.
Para Vionnet, la tendencia parece ser “la intensificación de los extremos” debido al cambio climático, tanto en los máximos (inundaciones) como en los mínimos (sequías), más allá de si se trata de un ciclo húmedo o no. “La región Centro-Litoral de la Argentina, además del fenómeno El Niño, viene padeciendo los embates de la circulación de alta y baja presión SIS, causante aparente de las copiosas lluvias caídas en la región, las que no pueden ser pronosticadas con la suficiente antelación”, dijo el ingeniero.
El especialista llamó a revisar el balance hídrico, recordando que “el balance de agua es un juego de suma cero”, y que en el largo plazo, se podían dar desajustes por cambios en el uso de los suelos. Un dato a tener en cuenta, en este sentido, es que en los últimos años, unas diez millones de hectáreas pampeanas pasaron de actividad ganadera o mixta a la agrícola pura.
De acuerdo a Vionnet señaló que a nivel global se registra una tendencia creciente de emisiones de GEI. “En el período 1990- 2012 tuvieron un crecimiento anual promedio de 2,15%”, indicó.
“Una de las consecuencias del cambio climático es el notorio desplazamiento de las isohietas hacia el oeste. Eso representa un incremento medio de hasta 150 milímetros de precipitaciones más por año”; detalló el especialista.
neta de mayor humedad” y ante una pregunta respondió, que la desforestación podía ser una de las causas.
Por caso, el río Salado que llegó a transportar 4.000 metros cúbicos por segundo, cambió su comportamiento y su caudal, y en el 2003 multiplicó este valor por 20 o 30 veces, mientras que el río Paraná en períodos de crecida, se multiplica por tres, según aseveró VIonnet.
Estos “eventos extremos” pueden ser consecuencia del cambio climático para el ingeniero.
Otro ejemplo mecionado por el disertante fue lo sucedido en la localidad de Elisa, en el departamento Las Colonias, como caso testigo de lo que ha venido ocurriendo en la Cuenca del Arroyo Cululú, en los últimos 14 años (período 2002-2017). “En 2003, en Elisa habían precipitado 1.800 milímetros y la localidad había sufrido nueve eventos extremos en 14 años”, contó.
Vionnet sostuvo que en la región el ascenso de napas se produce “muy rápido”, por “la mayor cantidad de agua” y por el tipo de suelo.
Al analizar posibles causas de las lluvias en el centro norte del país, citó al fenómeno El Niño pero también al “Patrón SIS” (centros de alta y baja presión). “Hacia fines de diciembre de 2016 y enero de 2017, el Patrón SIS estuvo activo en su fase positiva, promoviendo lluvias más abundantes que las normales”, comentó.
El Patrón SIS forma parte de la variabilidad natural del clima, oscila con períodos de 20 a 50 días; tiene actividad todo el año y es independiente de los fenómenos El Niño y La Niña. Una fase negativa del Patrón SIS promovió la ola de calor de diciembre de 2013, indicaron desde la BCSF.
El Ing. Vionnet evaluó como “muy negativo” que la Argentina no tenga registros pluviométricos serios e históricos, e indicó que el único país que los posee es Inglaterra, que los ha llevado por 200 años. Al respecto insistió en que para tener conclusiones estadísticas son necesario los registros históricos.
Napas altas
Vionnet exhibió una imagen del perfil freático de la Estación Rafaela entre los años 1969 y 2007, en la que se observa que la elevación de la napa comienza antes de la incorporación de la tecnología de la siembra directa en la provincia y de la aparición de los cultivos transgénicos.
Por eso, más allá de reconocer que “cualquier tecnología tiene efectos no deseados que deben conocerse y tratar de corregirse”, el especialista insistió en que había que “revisar el balance hídrico”.
“La red de drenaje, alivia y debe funcionar para tomar los excedentes, pero no resuelve el problema de acumulación o de ascenso de las napas freáticas. En el caso del agua, la solución debe ser definitiva o no funciona. El balance hídrico es un juego de suma cero”, remarcó para recordar, luego, que la cantidad de agua en el mundo siempre es la misma.
Según el ingeniero, para “deprimir la napa” hay dos acciones posible: el bombeo mecánico (se lo ha comenzado a utilizar como regular de volúmenes en lagunas Melincué y La Picasa), y el bombeo biológico, con el doble cultivo y mejores prácticas agrícolas.
Vionnet recomendó “no quedarse sólo haciendo soja” sino incluirla en rotaciones con otros cultivos de invierno como trigo, cebada, centeno.
“Es importante que el productor conozca la topografía de su campo y la instalación de tecnologías que le permita conocer el balance hídrico del predio”, recomendo Vionnet, mencionando al respecto, el Modelo Digital del Terreno como un primer paso para logarlo.