Los especialistas del Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) realizaron un relevamiento por todas las zonas productivas de la Argentina y el resultado en materia ganadera pone un manto de incertidumbre de cara a lo que viene: anunciaron que en 2024 puede haber 800.000 terneros menos por nacer a causa de la sequía. Y evaluaron que en materia forrajera 2023 fue el peor año desde el 2000.
La Argentina se encamina a perder este año más de u$s 20.000 millones por las pérdidas agrícolas ocasionadas por un desastre climático que afectó con sequía y heladas a la mayor parte de las regiones productivas.
Los datos fueron recolectados en función de una cosecha proyectada de soja de 31,1 millones de toneladas y de maíz de 38,6 millones de toneladas.
En CREA entienden que se trata de cifras que incluso podrían ser revisadas a la baja en las próximas semanas.
LA HELADA INESPERADA
El pasado 18 de febrero una helada que nadie esperaba en pleno febrero le dio un mazazo a los productores agropecuarios. Su impacto, si bien se podía adivinar, empieza a materializarse desde las estadísticas.
Los técnicos del área de Seguimiento Forrajero Satelital de CREA pudieron identificar que una superficie de 1,90 millones de hectáreas fue afectada por esa helada, lo que redujo aún más las perspectivas de cosecha de granos gruesos.
“Una helada temprana en un momento tan inusual, además de problemas productivos, traerá en algunos casos también problemas de calidad de los granos, con lo cual será necesario, en tales situaciones, buscar alternativas de comercialización en el ámbito forrajero”, explicó Gustavo Martini, líder del área de Agricultura de CREA, durante una exposición realizada esta semana en el ámbito de EnModoRed.
Por eso adentraron en lo que tiene que ver con el efecto que eso tuvo en los cultivos de forrajes, claves para la alimentación animal y la producción ganadera que está por venir.
De ese modo identificaron al 2023 como “el peor año en términos de productividad forrajera desde el 2000”. ¿Por qué apuntan a así? Entienden que eso indica que hace más de dos décadas que no se registraba un evento de tal magnitud.
“El daño a la base forrajera es tan profundo que se espera que en 2024 la cantidad de terneros por nacer a nivel nacional caerá en un rango de 400.000 a 800.000 ejemplares”, graficaron.
LECHERÍA: UNA ACTIVIDAD EN ALERTA
CREA informó que en la mayor parte de las empresas lecheras “se priorizó el confort de las vacas por medio de encierres y dietas con mayores componentes de insumos externos”.
Eso, remarcaron, devendrá en también en mayores costos.
“Ante la restricción forrajera, se recurrió a la creatividad para buscar soluciones viables en el marco de lo posible, como el reemplazo de insumos derivados de la soja por pellets de girasol, negociaciones con establecimientos vecinos para compra de granos o rollos y una mayor proporción de confección de silobolsas respecto de silos puente para disminuir pérdidas y tener un mayor control sobre la proyección de stocks forrajeros”, apuntaron.
“También se reportó la siembra de maíces de tercera en campos de terceros para liberar superficie propia para la siembra de pasturas cuando las lluvias lo permitan”, indicaron.
Resulta clave además la realización de reuniones semanales con el equipo de trabajo para evaluar continuamente el diseño de las raciones y escuchar activamente a quiénes están en contacto con los animales para tomar decisiones de manejo apropiadas”, puntualizaron.
Por eso, Gonzalo Berhongaray, líder del área de Lechería de CREA, puntualizó que “en el corto plazo vemos un panorama complicado por el bajo nivel de reservas forrajeras y la mala relación de precios de la leche con la estructura de costos del tambo”.
“En el mediano plazo se está evaluando reestructurar las cargas animales y en el largo plazo algunos empresarios están repensando los sistemas productivos. Hay reuniones semanales entre empresarios y asesores para aprovechar la red CREA en lo que respecta a estrategias para enfrentar la coyuntura”, cerró.