Por Carla Luna
En el mercado de las flores de corte, Mendoza es la segunda plaza más importante del país, según la cantidad de productores, después de Buenos Aires; mientras que es la tercera en superficie cultivada después de Corrientes, según el último censo florista nacional.
La producción de flores se maneja por metro cuadrado, en un minucioso trabajo que prioriza la belleza del producto como un aspecto esencial. Pero pese a que tiene una gran rentabilidad, está condicionada por una cuestión cultural.
“En Argentina no tenemos incorporada el valor de las flores como en otros lugares del mundo. Las flores alimentan el alma y generan un impacto psicológico y emocional que no está puesto en valor”, comenta Gabriel Pisi, encargado de la Agencia de Extensión Rural (AER) del INTA en Luján y miembro de la Mesa Florícola de Mendoza, entidad que tiene como objetivo promover la floricultura de Mendoza a nivel provincial, nacional e internacional.
Esa Mesa está conformada por dos cooperativas: Mendoflor y la Cooperativa de Floricultores de Mendoza; dos asociaciones de flores de corte: Maipuflor y Anflor; una asociación de viveristas: Asociación de Viveristas de Mendoza; y cuatro instituciones: el INTA Luján de Cuyo, el Instituto de Desarrollo Rural, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo y la Municipalidad de Maipú.
Flores mendocinas
Un importante avance ocurrió en 2019 cuando se incorporó al sector dentro de los alcances de la Ley de Emergencia Agropecuaria. Hasta entonces, el cultivo de flores no estaba considerado como una actividad agrícola, aunque sufría las mismas inclemencias climáticas que, por ejemplo, la vid.
En este marco, explica Pisi, una falencia es la falta de seguros agropecuarios. “Los ingenieros agrónomos no están capacitados para tasar el daño de la producción florícola, ya que lo que se tasa en un campo es una especie en flores, cuando se puede tener hasta 50 en un mismo establecimiento”, añade.
Históricamente, el sector ante daños causados por contingencias climáticas, granizo y viento zonda; principalmente, sufre severos daños en sus invernaderos, las estructuras fundamentales para el cultivo de flores. Esto pone en riesgo la totalidad de la producción, en especial si el daño se produce en época de heladas tardías.
Ante esta situación, Maipú, principal productor en Mendoza, creó un fondo rotatorio que permite adquirir insumos en forma acelerada y de esta manera reparar la infraestructura dañada. Una vez denunciado y corroborado el daño, el productor recibe en un plazo de 24 horas el insumo requerido, y tiene seis meses para devolver la misma cantidad y características del insumo recibido.
De esta modalidad participan todos los floricultores que estén vinculados a una asociación que cuente con personería jurídica, ya que la institución es la garante de la devolución de los insumos.
En los próximos meses se prevé una ampliación del banco de insumos para incorporar cintas y caños para riego presurizado, mantas térmicas, estructuras de caños para invernaderos y abono, entre otros beneficios.
¿Cómo funciona la comercialización?
Desde Mendoza se envía a distintos puntos del país a proveedores y floristas. Neuquén las recibe vía aérea, mientras que San Luis, Córdoba, La Rioja, Tucumán y parte de Buenos Aires lo hacen de manera terrestre a través de ómnibus o camionetas utilitarias acondicionadas especialmente para el traslado.
“Lo ideal es que sean transportadas en algún vehículo térmico, con aire acondicionado y con control de humedad. También es conveniente que estén embebidas en agua o en solución agroquímica que alarga la vida de las flores. Esto es de fácil acceso pero difícil manejo, debido a que es un producto base de aluminio donde se las deja sumergidas en líquido agroquímico durante 24 horas. Todo esto encarece la logística y se suma al precio del producto, afectando la rentabilidad”, agrega Pisi.
Pero completa: “La gran mayoría cultiva en invernaderos con una demanda de 8 a 12 personas por hectárea, pudiendo tener entre tres y cuatro producciones por año. Esto lo hace más rentable que la viña”.
Los parajes de flores se encuentran en Santa Blanca, Rodeo del Medio y Beltrán en Maipú; y Corralitos, Km 8, Km 11 y La Primavera en Guaymallén. Allí se encuentra el 85% de la producción, aunque también hay productores distribuidos en Las Heras, Junín y San Rafael.
El clavel suele repetirse en las producciones por su resistencia, pero el mercado se abre para las astromedias, gerberas, montoneras, fresias y narcisos que se comercializan en pequeños mercados o floristas en la via pública.
Existe por parte de la Mesa el proyecto de un Mercado de Flores y Plantas que aún no tiene locación.