Los fitosanitarios son productos químicos, naturales o sintéticos que intervienen en la protección de los cultivos, con el fin de producir materias primas que garanticen la disponibilidad de alimentos en calidad y cantidad. Se utilizan desde que comenzó la agricultura, donde los materiales que se tenía a mano servían para impedir que los insectos y las enfermedades arruinaran los alimentos. Los fitosanitarios químicos y biológicos se incorporaron a la producción agrícola mundial desde hace más de 70 años.
Plagas, malezas y enfermedades: Es necesario conocer de qué hablamos cuando mencionamos a los fitosanitarios. Decimos que son productos diseñados para controlar plagas o sea, hongos y bacterias que causan enfermedades, insectos que se alimentan de los cultivos y productos almacenados y plantas, que por crecer en un lugar donde no son deseadas, son consideradas malezas. Si las plagas no son mantenidas debajo de un nivel adecuado pueden además, contaminar los alimentos tornándolos peligrosos para su consumo.
La tarea de mantener a las plagas alejadas de los cultivos requiere mucho conocimiento.
Prevención: Existen “medidas de control” que se toman en el momento de planificar el cultivo, eligiendo las variedades que tengan menor sensibilidad al daño potencial de las plagas. En el momento de sembrar se pueden aplicar medidas mecánicas o químicas para impedir la emergencia de malezas y evitar que compitan con el cultivo en las primeras etapas y curar la semilla con una pequeña cantidad de fungicida o insecticida, para prevenir su pudrición en el suelo, impedir la pérdida del grano en la cosecha, el ataque de pulgones transmisores de virus o la contaminación con hongos productores de micotoxinas peligrosas para el hombre y los animales.
Vigilancia y Decisión: Durante el desarrollo del cultivo se debe realizar un permanente monitoreo para observar la presencia y desarrollo de plagas y decidir hasta qué momento se puede tolerar el daño causado. Cuando se considere que el daño no es tolerable, entonces se toma la decisión de aplicar una medida de control, químico o cultural.
Para tomar esta decisión es importante asegurarse de la identificación correcta de la plaga, maleza o enfermedad, que es básico para determinar qué aspectos de su biología y comportamiento que las hacen más vulnerables y aprovecharlo para elegir las medidas de control más apropiadas, que se seleccionarán entre los métodos disponibles de acuerdo a cada situación particular. Posteriormente se elegirá el plaguicida que se adapte a la situación y se cuidarán todos los factores que gobiernan su aplicación o sea la acción de colocar al plaguicida de modo que pueda tomar contacto con el organismo dañino y cumplir su efecto biológico sin dañar el ambiente ni la salud de las personas y animales domésticos.
Por lo mencionado hasta aquí puede observarse que la aplicación de fitosanitarios no es una operación automática de liberación al ambiente de un producto tóxico, sino que es una operación efectuada por profesionales universitarios que tienen el conocimiento necesario para hacerlo y que se manejan dentro del marco regulatorio específico que rige en su provincia; en el caso de Córdoba, la Ley Provincial 9164/04.
Buenas Prácticas: Existe tecnología suficiente para aplicar correctamente a los fitsanitarios, asegurando que lleguen al lugar donde se necesita que ejerzan su efecto biológico protegiendo a los demás componentes del ambiente. Este conjunto de acciones se denomina “Buenas Prácticas Agrícolas”.
Para hacer una analogía con lo que ocurre con los medicamentos humanos, es importante destacar que éstos deben venderse en farmacias, algunos, solamente bajo receta y otros se aplican sólo dentro de los centros de salud. De igual modo hay plaguicidas destinados al hogar o en el jardín, estos son los “domisanitarios”, en cambio los destinados a los cultivos deben aplicarse bajo receta fitosanitaria emitida por Ingenieros Agrónomos, Asesores Fitosanitarios, con la maquinaria y el operador debidamente habilitados.
Inversión y autorización: Es necesario acotar que los fitosanitarios antes de ser admitidos en el mercado pasan por un proceso lleva unos 10 años de estudios químicos, biológicos, toxicológicos, ambientales que insume unos 250 millones de Euros. Cada país tiene su propio organismo de control, que otorga un permiso para su comercialización después de estudiar los antecedentes internacionales y las experimentaciones locales. En Argentina es el este organismo es el SENASA.
Prejuicios: Existen sectores que han desarrollado prejuicios respecto a la utilización de productos fitosanitarios que no se observa cuando los mismos productos son usados en campañas como el control del mosquito vector del dengue, por ejemplo. En este caso, los productos son aplicados sobre calles, casas, personas y vehículos, sin provocar problemas de toxicidad en la población. Sin embargo algunos municipios cordobeses han prohibido la aplicación de plaguicidas distancias considerables del límite de los centros urbanos, pensando que así protegerán la salud de los pobladores. Estas medidas arbitrarias pueden tener efectos totalmente contrarios a los que se desea lograr.
El objetivo de estos comentarios es brindar información para aumentar el conocimiento de la sociedad en general respecto a la protección de los cultivos y profundizar el sentido de responsabilidad entre los profesionales Ingenieros Agrónomos y todos los actores del proceso relacionado a la utilización correcta y segura de fitosanitarios dentro del marco jurídico vigente.
Ing. Agr. (M. Sc.) Alicia CAVALLO
Profesora Asociada
Departamento Protección Vegetal – FCA-UNC
alicavallo@gmail.com