Producir mejor en espacios diferentes. En ese camino la eficiencia de las pasturas juega un rol fundamental. Los productores y empresarios trabajan para aprovechar al máximo las condiciones en las diferentes zonas.
w”Crece en los distintos esquemas el uso de suplementación y aumenta la necesidad de producir más forraje. Ignacio Iriarte confirmó que el 80% de los animales que van a faena fueron suplementados y eso es lo que nosotros estamos indicando como estrategia”, dijo a Infocampo Eduardo da Silveira, asesor de productores ganaderos de Rufino, Santa Fe.
El técnico comentó también que en esta zona típicamente ganadera el mayor desafío es encontrar la tecnología y las pautas de manejo en los suelos no agrícolas. “Apostamos a la eficiencia con especies como raigrass, achicoria y agropiro”.
En cuanto a los kilos con los que terminan los animales, da Silveira dijo que los novillos salen de la suplementación con 450 kilos y básicamente trabajan con razas británicas.
w En el sudeste de Buenos Aires, el panorama es diferente. “La siembra directa como sistema llegó más tarde que en otras zonas del país y de la mano de ella la soja, por eso los establecimientos mixtos están en plena etapa de estabilización con los nuevos sistemas de producción”, comentó Ronaldo Kuhlmann, productor y asesor de la zona de Tres Arroyos.
Agregó que se trabaja en campos de cría y con la fertilización y rejuvenecimiento de pasturas como manejo fundamental para conseguir ganancia en kilos. “Intentamos consolidar sistemas holísticos, utilizando mejor los recursos que tenemos. Cada lote es una situación particular”, mencionó el técnico.
“Tratamos de terminar los animales en el mismo año, a grano con 300 kilos, y los que continúan un tiempo más pasan el verano siguiente y salen con 450 kilos”, explicó Kuhlmann.
w Hacia el nordeste del país, los planteos son básicamente silvopastoriles. “Hacemos invernada y los terminamos a corral” comentó Gustavo Lipps, productor de la zona de Pampa del Indio y dirigente regional de Aapresid.
En referencia a las pautas de manejo con las que están trabajando, dijo que tratan de optimizar la producción y el resguardo de las condiciones que pueden complicar la rentabilidad cuando se presenta un panorama de intensa sequía. “Implantamos verdeos de invierno, avena y centeno, son las más resistentes a la falta de agua, como utilizamos todo el campo en la rotación con agricultura en esos lotes después sembramos soja y luego sorgo sin tanino que lo utilizamos para la alimentación en la fase de terminación a corral en los últimos 60 días. Salen con 410 a 430 kilos”, agregó Lipps.
Como reserva utilizan el sorgo con el que hacen silos de grano húmedo y de planta entera para racionar. “Es un paquete que tenemos aceitado y funciona bien”, concluyó.
Ganaderos entre las sierras
En la zona de la regional Bahía Blanca, hacia Tres Arroyos o Coronel Suárez, los productores trabajan en un terreno signado por la presencia de las sierras. “Para los rodeos de cría se utilizan los campos que están en las alturas y la recría se hace abajo en los lotes que tienen mejor aptitud agrícola”, comentó Julio Mayol, productor y asesor que maneja unas 8 mil has en esta zona de Buenos Aires.
Aquí, la rotación con pasturas es fundamental en el manejo. Utilizan verdeos para los engordes que se siembran luego del trigo y que posteriormente pasan a girasol. “Estamos en un proceso de reacomodamiento de la actividad, poniendo los animales en las zonas donde deben estar, y liberamos los campos para la agricultura”, dijo.
En cuanto a la terminación, Mayol mencionó que crece la cantidad de animales encerrados y el uso de silos. La invernada corta termina con 400 kilos.
Esta región se caracteriza por ser semiárida y el aprovechamiento del agua es crucial. “También tenemos una gran erosión eólica provocada por vientos muy fuertes, acá la siembra directa es una herramienta fundamental para evitar éstas pérdidas del principal recurso, el suelo”, agregó el productor.
Eficiencia en menor espacio
La concentración de la actividad ganadera en zonas de campos bajos requiere una estrategia de manejo del pastoreo para evitar dañar y compactar los suelos. “El primer error es tratar a estos ambientes como homogéneos cuando no lo son”, dijo Miguel Taboada, investigador y titular de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la Facultad de Agronomía de la UBA.
Como principales pautas para evitar pérdidas de rentabilidad, el técnico puntualizó en el manejo del pastoreo rotativo y el ajuste de la carga animal. Así como el efecto de la implantación de pasturas, básicamente agropiro. “Recomendamos que a la intersiembra se la complemente con una adecuada fertilización nitrogenada y fosforada. Prácticas que permiten renovar el tapiz vegetal y mejorar la productividad forrajera”, mencionó Taboada.
Acerca de la importancia de la utilización de la siembra directa para la implantación de pasturas, el técnico puntualizó que “en los bajos la susceptibilidad es mayor por eso todo disturbio mecánico que se efectúe sobre ellos puede causar impactos no esperados. Las labranzas implican siempre una pérdida de capacidad portante. Situación que se torna problemática cuando los lotes se encharcan”, especificó.
Verónica Puig
Enviada especial a Rosario