Organizado por el Centro de Empresas Procesadores Avícolas (CEPA) y la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA), se realizó en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el Seminario Internacional Influenza Aviar 2017 donde expusieron especialistas de distintos lugares del mundo.
Durante el encuentro, el brasileño Ricardo Amadeo Sassi habló del Programa de Seguro Sanitario contra Enfermedades Avícolas que se lleva adelante en su país y aclaró que con las aves recién se empieza a implementar en estos días, pero desde 2009 ya trabajan con los porcinos, bovinos, caprinos y también los vegetales. “En todos los casos, los seguros han funcionado muy bien”, afirmó. Sassi explicó los beneficios de contar con un seguro de estas características, ya que “sirve para reducir los costos; reponer los activos al productor; el mantenimiento de la riqueza y también es un estímulo para la utilización de las buenas prácticas sanitarias”, enumeró.
En tanto, el licenciado Sergio Chávez, de México, realizó una evaluación económica para su país luego de pasar por enfermedades aviares: “Se pierde mucho dinero en el mercado local pero en las exportaciones que se dejan de hacer es mayor el número. Además, cuesta volver a lograr la confianza de los compradores”, indicó.
A su turno, el chileno Pedro Guerrero sostuvo la importancia de comunicar los casos de enfermedad lo más rápidamente posible a fin de que no se extienda la enfermedad y/o salir de ella lo más pronto posible. El especialista se mostró optimista con el futuro de Chile, al tiempo que aseguró que en pocos días volverán a ser considerados libres del virus, lo cual les permitirá comerciar con más países. Cabe recordar que durante desde fines de 2016 hasta principios de 2017, Chile tuvo casos de la enfermedad por los que debieron sacrificar a 380.000 aves enfermas y otras con alto riesgo. “Hoy los dos focos fueron resueltos y todo funciona como corresponde”, indicó Guerrero. En 2015 los chilenos aprendieron del virus, la enfermedad y las medidas a tomar en caso de una emergencia. Todas esas prácticas les permitieron evitar una propagación más amplia, y las pérdidas, si bien fueron millonarias, podrían haber sido aún mayores. Según sus estimaciones, perdieron 7.1 millones de dólares y se decomisóaron 800 toneladas de carne.
Por su parte, el doctor Fidelis Hegngi de Estados Unidos, contó cómo vivió su país las pérdidas económicas, no solamente la influenza aviar (IA), sino también de otros virus que afectaron a los animales en la década del 90. “En ese entonces, uno de los grandes problemas era que se quitaba a los animales de las jaulas y se las movía llevando el virus en ellas. Se limpiaban pero no de manera suficiente”, señaló Hegngi. Hicieron sacrificios selectivos y las pérdidas fueron preocupantes pero ninguno de esas enfermedades se acercó al daño causado por la influenza.
Vale recordar que en 2015 EE.UU. estimó una pérdida de 4.2 billones de dólares, la más devastadora en la industria de ese país.
Hegngi remarcó que “el mundo actual debe estar preparado para la IA, porque no es única y obliga a estrategias nuevas cada año”. Y consideró que “todos los países deben tomar de modelos lo que otros han hecho para controlar la enfermedad”.