Mientras los citricultores tucumanos reciben hoy una acordada misión de inspectores europeos y los EE.UU. continúan disculpándose por la destrucción de un cargamento de limones de esta provincia argentina -sospechado de contener ántrax y garantizado de tener jugo, pulpa y alguna que otra semilla-, en Valencia volvieron a inmovilizar una partida de fruta brasileña, a la que se le habría detectado “mancha negra”.
Las cuatro toneladas de cítricos provenientes del socio mayoritario del Mercosur se encontraban junto a otras 15 de origen sudafricano también afectadas por el hongo Guignardia citricarpa y que ingresaron en Europa por el puerto de Rotterdam, en Holanda, según agencias internacionales.
En el marco del Plan de Vigilancia Fitosanitaria Citrícola que rige en España, la partida brasileña fue inmovilizada y precintada. Luego de la inspección pertinente y la comprobación de que los cítricos estaban afectados por el hongo, las autoridades españolas ordenaron el reenvío a Brasil o su “destrucción inmediata mediante tratamiento térmico”.
Precisamente, los que también recibieron “tratamiento térmico” fueron los limones tucumanos interdictados por sospecha de bioterrorismo en los EE.UU., luego de lo cual las autoridades norteamericanas tuvieron que admitir que eran simples frutas “de la mejor calidad”.
Un informe del Departamento de Estado enviado a las autoridades argentinas y publicado por diversos medios detalló que los cinco contenedores con 125 toneladas de cítricos fueron sometidos a unos 200 grados de temperatura en pos de aniquilar la posible contaminación con ántrax. La sorpresa fue cuando por las hendiduras surgió un jugo viscoso y amarillo, que no era otra cosa que exquisito jugo de limón, según corroboraron los propios análisis realizados por los norteamericanos.
Previamente, los contenedores habían sido congelados para matar cualquier virus, aunque con ello también aniquilaron los u$s70 mil que el titular de la empresa exportadora Pampa Store, Federico Piccone, pretendía cobrar por el envío de esta partida, destinada a Canadá y detenida por la Guardia Costera de los EE.UU. sobre la base de un e-mail anónimo recibido el 29 de julio.
Además del anuncio de Piccone sobre el inicio de una demanda judicial contra las autoridades norteamericanas “por daños y perjuicios”, el titular de la Asociación Tucumana del Citrus, Enrique Prado, también anticipó que solicitará un desagravio a los EE.UU. por el descrédito internacional que recayó sobre la Argentina.
“Ese desagravio debería liberar definitivamente de sospechas a la citricultura tucumana”, subrayó Prado, quien -por otra parte- se mostró muy confiado del resultado de la auditoría europea, que comienza hoy en las fincas, plantas de empaque y depósitos de cítricos”.
La visita se realiza en el marco del acuerdo sanitario firmado por la Argentina y la Unión Europea este año, luego de que España suspendiera transitoriamente el ingreso de fruta argentina en ese país, por problemas con la cancrosis, una enfermedad endémica en nuestro país.
Pero además de las cuestiones de neto corte fitosanitario, las reticencias españolas hacia la citricultura argentina se basan en la alta competencia que representa la producción nacional, que le saca varios cuerpos de ventaja a su par española en cuanto a calidad y precio