El piloto deportivo Juan Pablo Gianini (43) lleva más de 25 años compitiendo en el alto rendimiento. Comenzó con las motos, le cuenta a Infocampo durante una charla en el Congreso de Aapresid en Rosario, y acumuló varios campeonatos nacionales. Luego de esa etapa, sobrevino el automovilismo, con su debut en el año 2002, cuya actividad practica hasta el día de hoy, tanto en el turismo carretera (TC) como en el TCPickup.
Cuando tenía 18 años, relata, mientras entrenaba en el autódromo de Buenos Aires como motociclista, conoció a un aficionado por las motos, ingeniero químico de profesión. Pasaron casi diez años, rememora, hasta que se reencontraron y consolidaron una amistad. En ese momento, su amigo ingeniero tenía una planta industrial en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, y le propuso a Gianini llevar adelante un proyecto industrial a base de lecitina de soja.
“A mí me gustan los desafíos, más allá del automovilismo, y me mandé con esta idea”, admite.
Hace casi 14 años, en el 2008, los socios dieron el primer paso con la puesta en marcha de un secadero de lecitina. Para el piloto, este paso, fue el descubrimiento de lo que hoy define como su otra pasión: la química.
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“Inicialmente, a la lecitina la convertíamos en un producto para otorgarle elasticidad a los cueros. En el año 2011, a nuestro equipo industrial se suma otro ingeniero químico, por entonces recién jubilado, pero con larguísima trayectoria. Entre los químicos, lograron formular un coadyuvante natural que recién conseguimos empezar a comercializar a partir de 2016”, resume la historia.
Actualmente, Gianini tiene sentimientos encontrados: en el plano deportivo, medita la difícil decisión del retiro, mientras que en el industrial se proyecta con más desafíos.
“Los ingenieros empezaron a trabajar fuertemente en la formulación de este coadyuvante porque entendieron que los biológicos eran el futuro. A partir de 2016, armamos toda nuestra red de empresas para aprovisionarlas con este producto ya que nosotros fabricamos insumos para diferentes sectores. En el año 2019, lo conozco a Juan –Juan Caporicci, gerente de desarrollo técnico de FMC– y él fue quien nos ayudó al desarrollo del coadyuvante con pruebas de campo”, comenta.
A partir de ese año, la empresa química de Gianini se inclinó también al agro, además de la formulación de otras sustancias que ya fabricaban para curtiembres y la industria petrolera.
“El insumo que desarrollamos para el agro es único y se trata de una nueva tecnicatura a base de lecitina de soja que, a nivel mundial, se está empleando para la fabricación de medicamentos y vacunas. En sí, conseguimos encapsular un fosfolípido con nanotecnología“, explica Gianini. A partir de la vinculación con FMC, la compañía está recomendando el uso de este coadyuvante con su más reciente lanzamiento: el fungicida “Onsuva“, el primer producto elaborado a base de una carbozamida exclusiva, cuyo ingrediente activo es la molécula Fluindapyr.
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“Quería venir a conocer Aapresid. Nunca había estado en este Congreso y, para nosotros, que FMC comercialice nuestro producto es una gran responsabilidad”, subraya Gianini, quien se reencontró con Caporici en el simposio rosarino y en el lanzamiento de Onsuva. Este año, la planta de Gianini elaborará unos 400.000 litros del adyuvante único para la compañía norteamericana.
Gianini es de Salto, provincia de Buenos Aires. Allí tiene su propio equipo de competición –JPG Racing-, de 20 años de antigüedad. Ahí también tiene una empresa de logística, junto con su hermano.
A partir del crecimiento en la industria química, trasladaron la planta de Avellaneda a una que construyó en Salto en el 2014. Son el “Grupo Volga”. Ahora, está trabajando sobre la construcción de la segunda planta.
“Realmente, yo soy profesional del automovilismo y compito en dos categorías, pero la vinculación con la industria química surgió y avancé porque soy muy inquieto”, confiesa a la vez que reconoce que, cada vez más, le cuesta repartir su tiempo para estar en el más alto nivel deportivo y atender los temas industriales.
En el TCPickup es tricampeón (2019, 2020 y 2021) y en los próximos meses lo espera definir su posición, tanto en el campeonato de TC como el TCPickup (en este último torneo, ahora, marcha puntero).
LECITINA DE SOJA
El proceso industrial que realiza “Grupo Volga” es la activación de la lecitina de soja, lo convierten en un liposoma y, luego por medio de nanotecnología, en un nanosoma.
“Ese es el secreto del producto que una vez activado hay que mantenerlo estabilizado porque es un organismo vivo”, explica el piloto, que destaca que implicó cuatro años de trabajo conseguir el coadyuvante biológico.
De acuerdo a lo que detalla Gianini, el proceso industrial es complejo porque implica cuatro días y se inicia en el secadero. La empresa se autoabastece de la lecitina, a partir de que hace el desgomado del aceite de soja. Sin embargo, actualmente, no logra autoabastecerse totalmente del volumen, por ende, lo está comprando a las agroexportadoras.
“La industria química me atrapó y nunca había pensado en llegar a esto que conseguimos ya que por entonces creí en mi amigo y acá estamos. En el futuro, me veo cada más metido en la producción industrial”, se entusiasma Gianini.
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