Durante uno de los capítulos de los tradicionales streaming de Sigma Agro denominado “los nuevos alquimistas“, el ingeniero agrónomo Pablo Jóse Méndez, coordinador de Casafe para Buenos Aires y La Pampa, dejó un mensaje superador sobre el papel que juegan los productos fitosanitarios en los sistemas de producción a nivel global.
“Es fundamental que entendamos nuestra responsabilidad como productores, sobre la manipulación y utilización de fitosanitarios, sabiendo que son una herramienta más entre otras tantas para controlar todas las plagas que limitan la producción”, indicó.
La gestión responsable de fitosanitarios tiene como objetivo lograr el manejo y uso responsable de los agroquímicos durante todo su ciclo de vida. Desde su descubrimiento y desarrollo, ciclo comercial y uso en el campo, hasta su eliminación por el uso y disposición final de los envases.
“Cuando un profesional de la agronomía prescribe una receta de uso de un determinado fitosanitario, debe aplicarse de manera responsable, recurriendo a una serie de factores que debemos conocer a la perfección”. Destacó en su disertación.
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En ese marco, describió a las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), como un concepto derivado de la FAO, que significa utilizar el conocimiento disponible en el uso sostenible de los recursos básicos para producir.
“El conocimiento disponible es fundamental, pero a la vez es dinámico. Debemos adaptarnos a los conocimientos actuales que no son los mismos que había hace 10 años atrás”, describió Méndez.
PRESERVAR LOS RECURSOS
La agricultura contribuye al cambio climático y se ve afectada por este por lo que necesita adaptar su sistema de producción para poder hacerle frente. Pero esta es una de las tantas presiones que afectan a la agricultura, donde se suma la creciente demanda y la competencia global por los recursos.
“Tenemos que estar atentos al manejo de nuestra actividad, para preservar todos los recursos que no son renovables”, dijo el experto.
Según el disertante, hay una población mundial que sigue creciendo y a la que hay que suministrarle alimentos, combustibles a partir de biomasa, medicamento a partir de cultivos transgénicos, entre otras necesidades.
“Esta demanda debemos cubrirla utilizando BPA, siempre pensando en los trabajadores agrícolas, los consumidores de los alimentos que producimos y el medio ambiente que es nuestro principal recurso”, expresó.
NUEVOS PRODUCTOS
Cuando se habla de productos fitosanitarios, mucha gente piensa que solo se está hablando de productos químicos. Sin embargo, a pesar que una gran parte de los fitosanitarios está compuesto por agroquímicos, existe una amplia variedad de productos naturales, ya sea vegetal y mineral o biológico.
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“Que un producto sea natural ó biológico no implica que sea inocuo. De hecho los venenos más tóxicos, como la cicuta por ejemplo, también se encuentran en la naturaleza. Por lo tanto, tenemos que hablar siempre del peligro que tienen los fitosanitarios sin importar la procedencia”, destacó.
Para hacer frente a esto, desde Casafe desarrollan capacitaciones de manera periódica para cumplir con la consigna de ser cada día más eficientes y sustentables a vez.
“Apostamos al desarrollo de una agricultura sustentable. Para ello consideramos un pilar fundamental la capacitación y concientización en Uso Responsable y Buenas Prácticas Agrícolas no solo a las personas que trabajen en el ámbito rural sino también a la sociedad en su conjunto”, sostuvo Méndez.
TODO ES VENENO, LO IMPORTANTE ES LA DOSIS
A modo de reflexión, el coordinador de Casafe resaltó que en el planeta todas las cosas son tóxicas si se las adopta de manera irresponsable.
“No podremos evitar un dolor de cabeza si tomamos 10 ibuprofenos. Probablemente con esa acción en lugar de curarnos nos intoxicaremos”, destacó.
Llevándolo al agro, afirmó que todos los productos que se aplican en el campo tienen cierto riesgo de toxicidad, sólo que la forma en que se lo haga va a determinar un impacto negativo o no.
“Un producto banda verde es menos tóxico que un agroquímico banda roja, lo que no quiere decir que es inocuo”, manifestó.
En ese contexto, reconoció que la ciencia está trabajando para bajarle el nivel de toxicidad a los diferentes productos, con el desafío de ampliar su adopción en el agro y contribuir al cuidado social y ambiental.
“La investigación y el desarrollo está haciendo su parte para que haya productos cada vez menos riesgosos, pero los aplicadores o quienes manipulen ese fitosanitario debe contribuir con sus acciones de BPA para que el resultado sea el óptimo”, concluyó.