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En plena zona núcleo, una “turba” de amigos amasa un planteo innovador: harinas agroecológicas

Hace cinco años, la cooperativa "Turba" se estableció en el norte bonaerense para producir, industrializar y comercializar harinas agroecológicas elaboradas a partir de trigo y centeno cultivados sin uso de insumos químicos.

Lucas Mich
Por Lucas

Redactor en Infocampo.

Un grupo de expertos se conoció y estableció una amistad inquebrantable mientras cursaban el posgrado en agroecología en la ciudad de Buenos Aires. Allí nació la idea de volcar sus conocimientos sobre producciones sustentables en un proyecto productivo con foco en la sustentabilidad.

A raíz de eso crearon “Turba”, una cooperativa que produce harinas agroecológicas de trigo y centeno, utilizando recursos naturales. Pero lo más llamativo es que lo concretaron en Pergamino, Buenos Aires, una región sojera por excelencia, dándole de esta manera un mayor valor a su emprendimiento.

El proyecto se inició en 2019, cuando el grupo de jóvenes provenientes de diferentes áreas de estudio estableció una cooperativa para cultivar trigo y centeno agroecológico, en tierras ubicadas en una zona de exclusión de Pergamino, donde no se permite la aplicación de fitosanitarios, para luego generar valor agregado a través de la producción de harinas.

HARINAS AGROECOLÓGICAS EN LA ZONA NÚCLEO

El presidente de la cooperativa, Martín Toriggino, enfatiza que esta asociación tiene una perspectiva ecológica del sistema productivo muy grande, y está convencida de que se puede producir respetando el medio ambiente y los recursos, y además obtener beneficios económicos de los productos elaborados.

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Toriggino se recibió en la carrera de administración de empresas y cuenta que entre los integrantes de la cooperativa existe una multiplicidad de profesiones, aunque solo uno es productor agropecuario.

“El grupo está compuesto por un agrónomo, un antropólogo, un biotecnólogo, una geógrafa, entre otras disciplinas que enriquecen el proyecto”, dijo el entrevistado, señalando que lo más importante en este caso es la unión que se gestó entre ellos.

Aprovechando la prohibición de uso de productos químicos en la zona periurbana de Pergamino, la cooperativa comenzó a cultivar en el lugar unas 50 hectáreas, destinadas a producir trigo y centeno agroecológico, materias primas que utiliza para obtener harina integral que la entidad comercializa con la marca “Otro Costal“.

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Martín Toriggino, presidente de Turba.

“Comenzamos trabajando en la zona de exclusión que existe en la ciudad, donde no se permite aplicar agroquímicos, en unas 55 hectáreas que habíamos alquilado. Sin embargo, con el impulso de crecer, tuvimos que abandonar la zona periurbana y alquilar otro campo, en una zona donde la actividad agropecuaria tradicional está permitida”, informó el presidente de la cooperativa.

Actualmente, el negocio asociativo comprende unas 76 hectáreas arrendadas, donde establecieron una parte de trigo, otra de centeno y sembraron 33 hectáreas de pastura con base festuca y alfalfa, donde hay ganadería tercerizada, que le permite acceder a un sistema de rotación cada 5 años.

“En sistemas agroecológicos extensivos siempre recomendamos a la ganadería como una actividad fundamental por varias cuestiones de manejo”, sostiene el emprendedor, quien sueña en un futuro donde la ganadería propia sea una posibilidad concreta.

Además, afirma que al principio se esforzaron por implementar las ideas de la agroecología en los campos cercanos a la ciudad. Pero eso no fue fácil.

Toriggino explicó que “debido a la urbanización, tuvimos que migrar a zonas de agricultura tradicional, ya que la agroecología que practicamos requiere continuidad”.

UN MANEJO BIOLÓGICO

El administrador de empresas sabe que fue un gran desafío sumar este negocio agroecológico en plena pampa húmeda, sobre todo porque debieron enfrentar importantes dificultades en cada práctica de manejo, puesto que esos campos siempre fueron destinados a la siembra de cultivos extensivos tradicionales.

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“En el campo hacemos fertilización con guano y también incluimos fertilizantes biológicos como respuestas a las deficiencias nutricionales que mostraba el cultivo en la actual temporada. Esos biológicos los incorporamos este año manera foliar por primera vez”, contó el vocero, informando que lo hacen con maquinarias de terceros, las cuales contratan para cada intervención.

En tanto, en este emprendimiento cooperativo, aplican tratamiento de semillas al momento de la siembra, para evitar presencia fúngica, y manejan las enfermedades y las plagas con el aporte de los productos biológicos.

Además, afirmó que el manejo de malezas se lleva a cabo de manera mecánica, sin afectar la remoción masiva del suelo.

“Para su control no usamos productos químicos. Las manejamos de manera mecánica antes de la siembra”, advirtió.


También, argumentó que durante el verano implantan pasturas para introducir un pastoreo directo con animales y no permitir que las malezas se desarrollen.

“Notamos que el trigo y el centeno compiten bien con varias especies de malezas que nacen durante el invierno, y somos muy cuidadosos con el ingreso de las maquinarias que pueden trasladar las semillas de malezas al lote”, admitió.

EL OTRO COSTAL DEL EMPRENDIMIENTO

La cooperativa tiene un molino en Pergamino, donde industrializa la producción de trigo y centeno, convirtiéndola en harina agroecológica integral de calidad.

“Producimos 3000 kilos de harina al mes, que es 100% integral y las comercializamos en paquetes de 1 kilo y bolsas de 10 y 20 kilos, principalmente en el norte bonaerense, sur de Santa Fe, Rosario, Capital Federal y en Mar del Plata”, apuntó Toriggino.

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El proceso de molienda se realiza con un equipamiento de baja escala, pero, por eso, no menos eficiente.

Contamos con un molino sencillo, donde el grano se clasifica, pasa a la molienda y concluye en un molino a martillo que lo convierte en harina”, cuenta el entrevistado.

El producto se comercializa en dos variedades de harina: trigo y centeno, y se distribuye con la marca “Otro Costal”. Para la cooperativa, este negocio fue una apuesta fuerte que hoy muestra resultados alentadores y está lejos de detenerse.

“Tenemos la intensión de seguir creciendo en volúmenes y eficiencia de producción. Hoy el molino es chico en relación a la escala de la región, pero proyectamos un crecimiento paulatino que nos permita explorar más mercados en el país”, concluyó el líder de la cooperativa.

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