Con un precio de la hacienda que comienza a mostrar algunos signos de estabilidad en el primer trimestre de 2025, los productores ganaderos se enfocan en ganar kilos.
Además de la recomposición en las cotizaciones de las categorías destinadas al consumo, el otro factor que impulsa la producción es la mejora en relación de valores para el animal más pesado, medido contra la evolución de los principales insumos utilizados para la producción de carne, tanto a grano como pastoril.
“Este dato no es menor, considerando la necesidad de expandir la producción local de carne”, señalaron desde el mercado ganadero de Rosario (Rosgan). En este contexto, destacaron que uno de los principales desafíos que atraviesa la actividad radica en la propia estructura de cada explotación.
En 2025, el productor ganadero deberá recalibrar sus estrategias y entender que el negocio no solo pasará por aumentar los kilos ganados en el lote: deberá ser muy eficiente en la gestión y planificación de su actividad.
El Rosgan analizó -en base a datos oficiales- una serie estadística de casi 15 años, en donde se analizan distintos modelos ganaderos en las principales regiones productivas. En el caso de la cría, esta comparativa tomó como referencia los márgenes calculados para un planteo de 450 hectáreas en la Cuenca del Salado, con una carga de 260 vientres y un porcentaje de destete de 72%.
Para esta zona, el margen bruto de la actividad alcanzó los $186.981 por hectárea, un incremento del 6% en comparación con el promedio de la serie histórica y un 12% superior al mismo periodo del año anterior.
LOS MÁRGENES EN OTROS PLANTEOS
En un modelo de ciclo completo diseñado para el área subhúmeda pampeana, que incluye las provincias de Córdoba, San Luis y oeste de Buenos Aires, también se observaron resultados positivos.
Bajo estas condiciones, sobre una superficie de 2.100 hectáreas y un stock de 600 vacas, con 149 novillos gordos al año, el margen bruto llegó a $182.638 por hectárea. Este valor fue un 10% mayor al promedio de la serie histórica y un 11% superior al margen registrado en febrero de 2024.
El tercer escenario planteado por la entidad rosarina fue un modelo de invernada de alta producción, con una carga de 2,8 cabezas por hectárea, en campos de La Pampa y oeste de Buenos Aires.
En este planteo, el margen bruto actual es de $456.898 por hectárea. Este valor se ubica un 35% por encima del promedio de la serie histórica y un 24% más alto en la comparativa interanual.

El análisis de estos números deja en claro que ientras que los márgenes de cría y el ciclo completo se encuentran estabilizados en buenos niveles de rentabilidad, los de invernada presentan mejoras interesantes, producto de la buena relación de precios que actualmente existe entre el ternero y el novillo o novillito.
VACAS E INVERNADA
En los esquemas de cría y ciclo completo -donde parte de los ingresos también provienen del refugo de vacas- los números del negocio resultan más moderados. SI bien la quita en los derechos de exportación a esta categoría el año se tradujo en una mejora de sus valores, luego se mantuvo en esos precios y no hubo una mejora desde entonces.i
En la vereda opuesta, los modelos de invernada o engorde, donde la relación de compra-venta de la hacienda adquiere mayor relevancia en la ecuación final, los márgenes mejoran, producto de los muy buenos valores que ofrece el gordo. Con un valor que el Rosgan calculó en $2.800 por kilo en pie, resulta un 14% superior al promedio de la serie analizada en dicho informe.
La relación de reposición -medida con un precio de ternero de invernada de $3.500 por kilo- se ubica actualmente en 1,25, un 5% por debajo del promedio histórico. En los planteos de engorde a corral, los beneficios observados resultan no solo de esta relación favorable, sino también de los precios competitivos del maíz en relación con los precios del novillo o novillito terminado.
El dato a tener en cuenta es que si bien existe una baja temporal en los derechos de exportación al maíz, la relación insumo-producto se mantiene cercana a los 80 kilos de gordo por tonelada de grano, lo que representa un 20% menos que el promedio de la serie histórica.
Todas las señales apuntan a los incentivos que ofrece el negocio para que los ganaderos sumen kilos. En estos días, la diferencia de precio entre un novillito liviano de 400 kilos y un novillo mayor a 460 kilos es de apenas un 2% a favor del liviano, cifra que equivale a menos de la mitad de la brecha promedio observada en los últimos cinco años.
” Esto no es ni más ni menos que consecuencia de la escasez de novillos pesados que se manifiesta en un mercado más demandante, dispuesto a enviar las señales de precio necesarias para incentivar su producción”; señalaron desde el Rosgan.
EL PESO DE LOS COSTOS
Pero más allá de este análisis, una gran parte de la rentabilidad del negocio sigue condicionada por el impacto de los costos fijos recientes, sobre todo en ítems como personal e impuestos.
En el caso de un modelo de cría en la Cuenca del Salado, desde el Rosgan calcularon que sobre un ingreso neto de $213.969 por hectárea, el 12,6% corresponde a costos directos, como personal, sanidad y alimentación.
Por el lado de los costos indirectos -estructura, impuestos y amortizaciones- representan el 30,9%. En total, los costos absorben el 43,5% de los ingresos netos, en comparación con el 40,6% estimado en igual periodo del año anterior.
En zonas o sistemas de producción menos intensivos, caracterizados por una menor carga animal y menor eficiencia productiva, el impacto de estos costos alcanza entre el 75% y el 90% de los ingresos netos.