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Empresas de Base Tecnológica para el desarrollo

Las políticas sostenidas desde 2003 han fomentado la generación de este tipo de emprendimientos que progresivamente posibilitan el abandono de una cultura empresarial habituada a la compra de paquetes llave en mano.

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La creación de una Empresa de Base Tecnológica, como es el caso de Bioinnovo, pone de manifiesto el resultado de los innumerables esfuerzos realizados por el Estado nacional para la recuperación de nuestra ciencia y su transferencia a diversos sectores socio productivos.

Cabe resaltar el incremento ostensible de la inversión en investigación y desarrollo (I+D) pasando de $1.542 millones en 2003 a $19.925 en 2013, con un incremento del 1.192 %; el robustecimiento del plantel de recursos humanos dedicados a la investigación básica y aplicada, pasando de una base de 39.393 investigadores, becarios y personal técnico de apoyo existente en el año 2003 –medidos en Equivalente Jornada Completa (EJC)– a 73.818 en 2013, constatando un incremento del 87 %; y, según la Dirección Nacional de Información Científica (DNIC), la inversión en infraestructura y equipamiento de última generación para las instituciones de ciencia y tecnología.

El surgimiento de Bioinnovo fue posible también gracias al financiamiento Empretecno del Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec), que aportó el capital semilla requerido. Este instrumento, concebido por la Secretaría de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, ha hecho posible, además, la constitución de otras 95 empresas de base tecnológica (EBT) con aportes de alrededor de $2.500.000 por proyecto.

La promoción de la asociación público privada ha sido un eje de trabajo fundamental para el ministerio. A través de aportes no reembolsables que representaron el 50 % de la inversión, se acompañó la constitución de otros 100 consorcios conformados por empresas e instituciones científicas de nuestro país para poner en marcha proyectos de desarrollo tecnológico de gran envergadura.

De esta manera, se impulsó la generación de nuevas relaciones y diálogos entre los sectores científico y productivo que, a la vez, resultaron en experiencias virtuosas de cooperación. A estos incentivos se suman los diversos apoyos financieros ofrecidos al sector productivo a través del Fondo Tecnológico Argentino (Fontar), cuyos aportes han sido bien aprovechados por el laboratorio Vetanco S.A. para el desarrollo de proyectos que contribuyan a mejorar su capacidad productiva.

En conclusión, las políticas sostenidas desde 2003 han fomentado la generación de este tipo de emprendimientos que progresivamente posibilitan el abandono de una cultura empresarial habituada a la compra de paquetes llave en mano. Experiencias como ésta contribuyen fuertemente a la consecución de un objetivo bien definido en el ADN mismo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva: lograr que el conocimiento científico – tecnológico producido en nuestro país se traduzca en mejoras en el tejido productivo, en la calidad de vida de nuestra población y en mayores niveles de desarrollo económico y social para la Argentina.

Por Ruth Ladenheim. Secretaria de Planeamiento y Políticas, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva

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