En un contexto, “el donde 40,2% de la población vive por debajo de la línea de pobreza, resulta contradictorio que la alícuota al consumo de productos tan sensibles duplique o triplique a la que aplican países desarrollados con altos ingresos per cápita y bajos niveles de pobreza, o a la que aplican la mayoría de los países de la región”, señaló la entidad.
Según CAME, en el país “casi todos los alimentos están gravados con una tasa de 21%. Esa alícuota supera ampliamente a la aplicada en los países desarrollados, donde el IVA para alimentos y medicamentos suele no superar al 10%”.
La entidad que preside Osvaldo Cornide señaló, además, que “en momentos en que la economía muestra una fuerte recuperación, pero con una situación social que sigue siendo comprometida, una disminución de la alícuota del IVA para los alimentos afectaría positivamente el costo de la canasta básica y reduciría instantáneamente la cantidad de pobres e indigentes”.
Para CAME, “la pérdida de ingresos fiscales sería compensada en el mediano plazo, porque al aumentar el ingreso real, se reforzará el consumo y la recaudación”.
El informe empresarial insistió que la alícuota del IVA para alimentos y medicamentos en Argentina “es altamente regresiva y afecta principalmente a los sectores de menores recursos”.
Por ello, consideró “necesario analizar las magnitudes conque se grava al consumo de alimentos, más aún si consideramos que según cifras oficiales la mitad de los menores de 14 años son casi indigentes, niños mal alimentados, porque no tienen acceso suficiente a los alimentos”.