La cebada cervecera es la principal fuente de malta, un insumo básico para elaborar cerveza. En esta cadena, hace 25 años, cuando había que dar respuestas a interrogantes productivos e industriales, una de las malteras argentinas más reconocida del mercado se acercó a la Facultad de Agronomía (UBA).
“Cuando Maltería Pampa se instaló en el sudoeste de Buenos Aires y se incorporó al Mercado Común del Sur era un momento clave para la industria maltera: necesitaba crecer y se nos acercó buscando soluciones para ciertos problemas vinculados a los granos de la cebada cervecera”, recordó Roberto Benech (Foto), docente de Cultivos Industriales de la FAUBA, al sitio de divulgación científica “Sobre La Tierra”.
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Esa vinculación dejó una unión duradera en el tiempo que otorgó importantes resultados.
El camino recorrido a lo largo de los 25 años permitió generar múltiples publicaciones científicas y nuevas líneas de investigación.
Benech recordó una de las soluciones encontradas para el brotado pre-cosecha de la cebada. Para esto se desarrollo una herramienta predictiva que le indica al productor cuán susceptible a germinar anticipadamente estará el grano si llueve antes de cosechar.
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Otra de los avances que consiguieron fue asignar prioridades de malteo según ciertas características del grano. “Hallamos que el falling number —un parámetro que la industria mide rutinariamente para estimar el daño por germinación—, se relaciona con la longevidad potencial del lote. Con este desarrollo, la industria diseñó condiciones de almacenaje que maximizan la longevidad de los granos”.
INVESTIGACIONES RECIENTES
El docente comentó que sus investigaciones más recientes apuntan a entender de qué manera el ambiente regula la calidad de los granos, estimada a través del extracto de malta, que es el indicador que más usa la industria para medir calidad.
La calidad de este extracto está dada por una serie de atributos, y nosotros identificamos que dos de ellos están modulados por el ambiente: el calibre y la temperatura de ‘pastificación’, que describe la calidad del almidón que contiene la semilla”, dijo el investigador.
“No sólo importa lo que pasa en la industria, sino que a la industria le importa todo lo que pasa en el campo antes de llegar allí. Probablemente, sin el contacto con la industria no habríamos producido toda la información sobre cebada que fuimos generando a lo largo de estos años. No habríamos avanzado en ese camino que, como investigadores, nos ha enriquecido un montón”.