El valor de la información y trabajo en equipo son dos conceptos que reunieron a 150 productores en Victoria, Entre Ríos, y con el objetivo de compartir herramientas que permitan acortar brechas de rendimiento y sacar el máximo potencial productivo de cada lote.
Tras las lluvias de los últimos días, Claudio Pastor (Foto 1), gerente de Desarrollo de Producto de Nidera Semillas, brindó detalles para la siembra de la soja que se viene. Para ambientes de Victoria, Gualeguay, Paraná y sitios de calidad media de Santa Fe, Pastor aconsejó que siembren durante la primera quincena de noviembre materiales de grupo 5 corto y medio, aunque en algunos lugares puntuales pueden funcionar los grupo 4 largo también.
En ambientes de medio y bajo potencial de Entre Ríos y centro de Santa Fe, con suelos más bajos y pesados, la recomendación es sembrar la segunda quincena de noviembre variedades de entre 5 medio y 6 corto.
Así, el cultivo escapa a la posibilidad de pasar su período crítico en el momento de mayor radiación que se da en enero, y lo atraviesa recién en febrero. Para el sur de Santa Fe, los grupos 4 medio son los más sembrados, con fechas de siembra más tempranas, empezando alrededor del 20 de octubre. Se trata de la mejor opción por adaptarse a diferentes ambientes. Lo ideal es sembrar la primera quincena de noviembre, y sólo se debería hacer en la segunda mitad de octubre si la napa está alta, explicó.
EL MANEJO CRÍTICO
Lucas Borrás (Foto 2), profesor investigador de la Universidad Nacional de Rosario, se refirió a la buena implantación: “Hay que tener en cuenta que la siembra es un momento crítico del cultivo porque va a condicionar el futuro del lote para todo el ciclo”, afirmó.
Otro de los puntos clave tiene que ver con la necesidad de cuantificar el efecto negativo de las distribuciones temporales inadecuadas, que reduce rindes, tanto en fechas tempranas como en tardías, e independientemente del grupo de madurez.
“Por tener plantas que emergen mal temporalmente, se pierde entre 5 y 13% de rendimiento”, indicó.
Son cuatro factores los que explican el 80% de esa variabilidad. Primero, la fecha de siembra: los que más rinden son los que se siembran primero, y a partir del 20 de octubre empieza a caer el rinde.
En segundo lugar, las precipitaciones de enero a marzo -en el período reproductivo del cultivo-, ya que a mayores precipitaciones hay mejor rendimiento, pero depende del estado de la napa al momento de la siembra.
El tercer factor es el tipo de suelo e interacción con la napa y, el último, el genotipo ya que los nuevos en soja rinden hasta 400 kilos más por hectárea, comparado con los genotipos más antiguos.