Ante el inicio de una nueva campaña de producción de trigo y cebada, desde la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO) creemos importante aportar algunas ideas que colaboren a poner en su lugar el verdadero estado de situacion de la cosecha fina.
Particularmente el trigo ha sido utilizado como punta de lanza por las entidades patronales agropecuarias nucleadas en la Mesa de Enlace para atacar la política rural del Gobierno Nacional, actuando no ya como representantes de los agricultores sino como instrumento de las corporaciones empresarias y los grupos económicos concentrados con el fin de erosionar un proyecto votado por la amplia mayoría de nuestro pueblo en elecciones democráticas.
Lo primero que hay que mencionar es que lejos de ser un cultivo en decadencia, en este proceso político que se inicia en mayo de 2003 con la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación, la producción promedio de las cosechas de trigo fue de 13 millones de toneladas, a pesar de haber sufrido dos de las peores sequías de la historia argentina.
En la añorada por la Mesa de Enlace década de los 90, la producción promedio de trigo fue de 11,9 millones de tonelada, es decir casi un 10% menos que entre las campañas 2003/04 y 2013/14.
Por el contrario, a partir de 2003 se registran seis campañas con una cosecha superior a las 14 millones de toneladas, cuando en los 90 hubo solo cuatro. No solo eso, sino que el récord histórico de producción de trigo ocurre en la campaña 2007/08 con 16,34 millones de toneladas, cuando asumía la conducción del país Cristina Fernández de Kirchner.
Las patronales agropecuarias pretenden repetir una falsedad tantas veces como sea necesario con el fin de confundir a la sociedad argentina. Como se relata en los Evangelios, siembran en los buenos campos de trigo la semilla de una maleza, la cizaña, para arruinar su prosperidad.
La única verdad es la realidad. De 2004 a 2013, solo en tres años se exportó menos de 8 millones de toneladas de trigo, como se puede apreciar en el gráfico adjunto:
La única razón por las cuales hubo una merma en las exportaciones de grano fue la caída de las cosechas, que esencialmente obedeció a factores climáticos y a la decisión del productor agropecuario respecto de qué sembrar, por razones de rentabilidad relativa con respecto a otros cultivos.
En este sentido, la oposición política y la Mesa de Enlace parecen querer ocultar que en las últimas campañas parte del área de siembra de invierno, normalmente dedicada al trigo se sembró con cebada, un cereal de características similares, que viene teniendo una creciente demanda global, y basa de la producción de cerveza.
De esta manera, si se suma el área implantada con trigo y con cebada, se entiende claramente que no habido una caída en la producción de cereales de invierno en la proporción que se declama.
Retomando las estadísticas de exportación es claro que si en algunos años hubo una merma en los volúmenes embarcados, esto obedeció a la lógica prioridad que el Gobierno Nacional le da al consumo de los argentinos, dejando el resto como saldo exportable. Por eso sorprende la queja de las patronales rurales. ¿O es que acaso buscan privilegiar a los grandes grupos concentrados del comercio granario mundial por sobre la mesa de nuestros compatriotas?
Hacia un Gran Consenso Triguero
Desde CANPO creemos en el potencial de la Argentina y la región como proveedores de agroalimentos del mundo, así como compartimos las metas del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA).
En ese sentido entendemos que es factible alcanzar un amplio consenso en la Cadena del Trigo que permita asegurar el consumo interno, dejando un saldo exportable para abastecer los mercados del Mercosur y de los países emergentes de Asia y África, al igual que un volumen que coloque a la industria molinera como Primera Exportadora Mundial de harina de trigo.
Este consenso se alcanzará en base a la participación de todos los actores involucrados, públicos y privados, y sobre el valor compartido de una Argentina proveedora al mundo de alimentos en cantidad y calidad, privilegiando la agregación de valor dentro de nuestras fronteras.
Por el contrario, no habrá solución posible si la estrategia es la presión de los grupos concentrados de la economía para imponer políticas prebendarias en desmedro del bienestar general.
Por Guillermo Martini. Titular de la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO)