En un los últimos 15 años el sistema productivo agropecuario se ha dedicado a demostrar como el automatismo, la robotización, la inteligencia artificial, el uso de software y hardware cada día más simples para su utilización pero más complejos en sus modelos matemáticos. Argentina ha sido uno de los países líderes en estos desarrollos por lo que se ha logrado que se utilicen y fabriquen equipamientos cada día más automatizados y robotizados por parte de productores e industriales.
En una primera etapa surgió la adaptación de los equipamientos de agricultura de precisión provenientes de EEUU, donde productores y contratistas de nuestro país fueron los primeros en incorporarlos. Posteriormente se involucraron los industriales y fabricaron equipos con mejores prestaciones que los que proveían de otros países. Actualmente se busca la consolidación en el mercado global y por otro lado deberán pensar en producir para las futuras demandas mundiales.
La tendencia actual es la utilización de drones en el campo y comienzan a marcar una nueva demanda de trabajo en el agro que no tiene techo. Se comenzó a volar con el objetivo de recopilar datos y ver en que se podían aplicar estos robots del aire, se filman y fotografían cultivos, campos, animales, se comienzan a observar manchones de malezas, conocer diferentes maneras de trabajar a la agricultura y ganadería desde el aire. Se lograron hacer seguimientos de cultivos durante todo su ciclo, tomando imágenes multiespectrales para determinar necesidades de fertilizante, realizando aplicaciones de productos químicos en zonas donde no tienen acceso pulverizadoras o en manchones pequeños de malezas entre otras cosas. Últimamente se utilizaron para sembrar, también para transportar insectos para control biológico que se lanzan en manchones donde se encuentran los insectos que provocan pérdidas en los cultivos.
Después de la utilización de satélites en el agro, la agricultura de precisión, el automatismo y hoy la aparición de drones, vuelven a causar un gran interés en el medio agropecuario y que no solo se trata de la utilización de equipos aéreos no tripulados, sino que es el comienzo de la verdadera robotización del sistema agropecuario integralmente. El futuro para la recolección de datos posiblemente no sea el uso de drones y sean los nanosatélites que marcarán la verdadera revolución donde permitirán conocer prácticamente en tiempo real el crecimiento de los cultivos. Alguien imaginó poder ver crecer a un cultivo diariamente durante todo su ciclo, alguien imagino poder detectar una enfermedad el mismo día que se manifiesta, un ataque de plagas sectorizado, o problemáticas puntuales donde se pueda actuar rápidamente, como así también poder conocer la calidad de los cultivos previo a cosecha.
Hoy existen 16 nanosatelites en órbita y se espera que a final de 2016 existan cerca de 100 y que se logren contar con una imagen diaria sobre lo que pasa en el lote. Si a esta nueva tecnología se la unifica, automatiza y le transmite a un robot terrestre o aéreo la señal de acción para solucionar un problema o trabajar en el mejor momento, se logrará la perfección en el agro y la eficiencia total. Esto permitirá dejar una trazabilidad diaria y automática que logrará las buenas prácticas agropecuarias en su totalidad.
En el mes de junio de 2016 EEUU libera la utilización de drones en su país, se menciona que el negocio en los próximos años será de 100.000 millones de dólares anuales y que posee un incremento en este monto que aún no se logra dimensionar. Esta actividad a su vez en EEUU es una fuente de trabajo para más de 100.000 personas y es bueno tener en cuenta que se prevee que el 50 al 60% de la utilización de los drones será para uso agropecuario, incluyendo que los equipos para el campo sean con mayor tecnología aplicada.
Una tendencia que no puedo dejar de mencionar es que el agro ya acepto trabajar con robots (drones y maquinaria con pilotos automáticos guiada satelitalmente) y donde las inversiones de los productores y asesores están siendo millonarias. Hoy prácticamente a la llave de ese negocio la lidera EEUU y sería muy importante que Argentina que siempre fue acompañando de la misma manera en el mercado de los equipamientos de agricultura de precisión, no deje pasar este momento de generar la tecnología propia para cada campo a su medida.
Claramente el presente es el futuro de hace 15 años donde lo que era virtual hoy es real y donde la realidad muchas veces supera a lo virtual. Es fácil determinar por donde pasará el futuro de la producción agropecuaria hoy con todas las cartas puestas sobre la mesa y conociendo el gran negocio que esto implica para el mundo. Lo único que queda es que las empresas se convenzan y saquen números de lo que representa este nuevo mercado de la maquinaria robotizada del campo.
Imaginar que hoy solo la producción de drones donde aún los productores no la incorporaron masivamente lleva algo más de 45.000 millones de dólares para las inversiones agrícolas en EEUU son números increíbles. Pensar en cómo repercutiría la aplicación de robots en la siembra, pulverizaciones, cosechas, controles mecánicos de malezas, seleccionadoras de calidad metro a metro, fertilizadoras metro a metro, trabajo de robots en tambos, seguimiento de animales, robots asegurando la certificación o realizando una trazabilidad de cultivos, producción de leche, cerdos, pollos, huevos, etc. Como así también en la industrialización de los productos.
La producción agropecuaria debe entender que hay que prepararse para el presente, porque cuando se dice futuro parece que ese momento nunca llegará. La realidad es que se termina sin hacer innovaciones cuando los plazos son el futuro y no el presente. La tecnología avanza cada día de manera más sorprendente y lo que se debería realizar es implementarla en su totalidad para poder diferenciarnos en los productos logrados con mayor eficiencia, control, certificación, y brindar la trazabilidad a la góndola.
La producción agropecuaria está siendo muy cuestionada por la cantidad de agroquímicos utilizados para combatir insectos y malezas. En áreas periurbanas se están implementando límites donde no se pueden aplicar plaguicidas, pero no se observa un criterio técnico para la regulación de la distancia que se debe dejar sin aplicación y que tipos de productos químicos se permitirían utilizar. Existen municipios que dejan realizar aplicaciones a partir de los 200 metros de donde se encuentra el poblado, mientras que otros desde los 2.000 metros, con lo cual sería interesante poder contar con un protocolo de pulverización para cada producto que se aplique y conocer con qué tecnología se aplicara en todo el país. En este punto más precisamente es muy importante la imagen del nuevo agro con información brindada de nanosatelites y acción en el momento oportuno con control robotizado o automatizado.
Otro factor muy importante es como el mundo viene tomando a los organismos genéticamente modificados OGM que supuestamente son los que han permitido mayores aplicaciones de productos químicos. Rusia como Europa se está pronunciando constantemente en contra de los organismos genéticamente modificados. Recientemente en Europa se prolongó la comercialización de OGM por 18 meses más, pero que pasará cuando se cumpla ese plazo. La Duma Estatal de la Federación de Rusia prohíbe el cultivo y cría de plantas y animales modificados genéticamente. A su vez ya existen 10 países que no permiten la comercialización de OGM. En diciembre de 2015, Putin manifestó su intención de que Rusia se convirtiera en una potencia de producción ecológica a nivel mundial.
Como conclusión hay que empezar a discutir diferentes sistemas productivos para lograr una diversificación de la posible demanda futura y tratar de lograr una proporción de la producción de granos que no sean OGM y con baja utilización de agroquímicos. Desde mi punto de vista la única alternativa para llevar a cabo este sistema de producción es la utilización de tecnología de agricultura de precisión. Por otro lado tener en cuenta que somos uno de los pocos países que exportamos más del 70% de la producción agropecuaria y por ello sería interesante poder satisfacer a diferentes mercados que pueden ser diferenciales.