Desde la óptica apícola las cosas van de mal en peor, los controles sobre las producciones, los acopios y la exportación son muy exagerados y con poca capacidad por parte del ente fiscalizadora para realizarlo.
Como consecuencia la trazabilidad tan mentada que se quiere lograr con la miel se logra en el punto final de la cadena los depósitos fiscales donde esta la mercadería lista para ser exportada, desde la aparición de nitrofurano en el mes de agosto de 2003.
En un tambor de miel que se encontraba en Inglaterra, toda la cadena apícola incluídos los exportadores están bajo sospecha. Realmente no nos dejan trabajar, todos los días sacan normas nuevas que en vez de mejorar empeoran la cadena productiva y comercial.
No se preocupan en tener en sus laboratorios equipamiento adecuado, por falta de presupuesto (eso es lo que dicen) pero al sector apícola lo obligan a sacar un certificado para enviar una pequeña muestra de 100 gr, la que cobran $ 25 si es a 48 Hs y $ 50 si es urgente. Qué hacen con lo que recaudan con todo este tipo, de cosas ya que nuestro sector por cualquier tramite a realizar en senasa tiene que pagar, y estimo que al resto de los sectores agroalimentarios les ocurre lo mismo.
Hasta el día de la fecha no se pudo comprar un HPLC masa para la detección de Nitrofurano, a pesar que nuestro sector a dejado en los últimos 3 años más de 40 millones de dólares en concepto de retenciones a la exportación.
En estos 18 años que estoy en el sector realmente la participación objetiva del senasa ha sido muy pobre. Todavía quedan interrogantes y del Senasa faltan respuestas para nuestro sector que permanece en el olvido de los dirigentes actuales.
Carlos Salas
Asociacion Argentina de Apicultores