El maní, aunque probablemente sea uno de los granos comestibles más “pequeños”, es enorme el aporte que hace como economía regional.
Genera exportaciones por más de U$S 1.000 millones al año y sostiene más de 12.000 empleos fundamentalmente en el sur cordobés, donde además también se transforma en energía eléctrica.
A grandes rasgos, su cáscara tiene características que la convierten en un insumo muy útil para quemar y convertir en gases capaces de movilizar turbinas que dan luz.
EL CASO EJEMPLO DE TICINO
Ubicado en el centro sur de Córdoba, Ticino, un pequeño pueblo que apenas supera los 2.000 habitantes, es el máximo exponente de esta situación.
En 2019, fue noticia cuando Argentina sufrió un histórico apagón de energía y fue de los pocos lugares donde los hogares no se quedaron sin luz.
Y este miércoles, volvió a sobresalir por lo mismo: en medio del apagón que dejó sin energía eléctrica durante varias horas a más de la mitad del país, en las viviendas de Ticino siguieron viendo televisión, usando wi fi o con el aire acondicionado encendido.
Eso fue gracias a la usina generadora de energía, en base a cáscara de maní, que puso en marcha en 2018 la manisera Lorenzati Ruetsch y Compañía, principal industria del pueblo.
CÓMO FUNCIONA
Técnicamente, la cáscara de maní se acopia en celdas y luego se traslada a una caldera para poder realizarse la quema y transformarla en energía potencial de vapor de agua, que se traslada a la turbina de vapor y se convierte en energía mecánica de rotación. Gracias al acople del generador, se termina transformando en energía eléctrica.
Esta usina a base de maní genera energía suficiente para el consumo promdio de 8.000 viviendas, un número muy superior a la cantidad de hogares que hay en Ticino, de manera que inyecta energía al Sistema Argentino de Interconexión y, en casos como el reciente, el sistema puede directamente quedar aislado en un circuito cerrado y dar luz solamente al pueblo.