La sequía dejó sus huellas en el norte del país y ni la lluvia de los últimos días podrá “lavar” las grietas productivas que dibujó la escasez de agua, sobre todo en la ganadería nacional.
En el caso del Chaco, a los 120 mil vacunos muertos se les sumarán otros debido al “efecto del rebrote de las pasturas, porque los animales -ya débiles- van a alimentarse con los forrajes recién nacidos, lo que les generará diarrea y morirán. El proceso de salida va a ser cruento”, sentenció a Infocampo Hugo Morand, ministro de la Producción provincial.
También el titular de Fechasoru, Carlos Vera, lamentó la inminente muerte de más animales “de aquí a 30 días” y aclaró que del total registrado hasta la fecha “el 70% son vacas, dado que estábamos en el final de la parición y morían con el ternero puesto”.
La crítica situación no termina allí y ya se está pensando en una próxima campaña ganadera “con pérdidas cuantiosas por la parición tardía: cada mes que se demora el servicio se pierden 20 kilos de carne por animal”, calculó Vera en diálogo con Infocampo.
En este contexto, el dirigente reiteró la petición de que “nos levanten las restricciones sanitarias sobre la provincia. En las pruebas serológicas realizadas el Chaco ya demostró que es una provincia con mejor protección inmunológica” a la aftosa.
Vera también reclamó que “se cumpla al pie de la letra el programa del Senasa sobre protección de frontera para evitar problemas futuros”.
Morand, por su parte, ya le puso números a la situación chaqueña, al puntualizar que la sequía afecta a “un total de 2,5 M de cabezas: 1,5 M son vacas y terneros, y 1 M son vaquillonas y novillos de recría, por lo que la valuación de las pérdidas rondará los $200 M”, lo que llegaría a los $300 M si se suman las pérdidas agrícolas.
El funcionario recordó que se perdió casi toda la cosecha girasolera y la soja de primavera, por lo que “la expectativa está puesta en la soja de segunda y el algodón, que se comenzará a implantar en octubre”.
En Santa Fe, en tanto, “el 70 o 75% de las hectáreas está afectada por la sequía”, cuantificó el ministro de Agricultura provincial, Luis Tanino.
En diálogo con Infocampo, el funcionario recordó que en muchas regiones no se pudo sembrar girasol, la soja y el maíz están atrasados, y ya no quedan alfalfas nuevas.
“Se terminaron todas las reservas y en los campos ganaderos de San Cristóbal se han cortado todos los pastos y también hay problemas de aguada. Las concentraciones de arsénico se van aumentando y en algunos lugares el agua de las represas hoy son una trampa mortal para las vacas, porque entran y se empantanan”, dijo.
En Córdoba la situación es similar: “Un millón de hectáreas están afectadas por la seca, con pérdidas del 80% en la fina y más del 60% de la cosecha triguera”, según calculó Néstor Roulet, titular de Cartez, a Infocampo.
En el norte provincial, incluso, ya aparecieron los primeros animales muertos, sobre todo en tambo, y hay productores que están comprando lotes de trigo para pastorear.
Entre las principales provincias productoras, la que todavía no se vio resentida es Buenos Aires, donde llovió el domingo, pero en forma muy despareja. “Los trigos están en pleno desarrollo, pero se ven buenos, y los campos de pastoreo están cortos, pero verdes”, narró a Infocampo Mario Llambías, titular de Carbap. Pero también allí se están agotando las reservas forrajeras “y esto es peligroso”, razonó.
“La situación general es de poca agua, pero no es terminante”, dijo a Infocampo Oscar Alvarado, quien explicó que la diferencia la está dando el tipo de labranza, porque “hay sequía superficial, pero hay humedad en profundidad, y como nosotros trabajamos todo en directa los cultivos van bien, pero, según me comentaron, los que hacen convencional no la están pasando tan bien”, destacó.
El panorama es dispar, pero hay algo que es irrefutable: el compromiso de parte de la ganadería nacional para el próximo período, en un momento donde los mercados demandan cada vez más nuestras carnes y el peligro del desabastecimiento hace tambalear el equilibrio de la canasta familiar. Sobre llovido… mojado.
Por Marianela Garbini
Redactora de Infocampo
mgarbini@infobae.com