Luego de un ciclo neutro, el Instituto de Clima y Agua del INTA, igual que los centros meteorológicos internacionales, pronostica un año Niño. Aún no se definió la intensidad que tendrá este fenómeno, pero se prevé que las lluvias lleguen para el verano.
Stella Carballo, especialista del INTA, aseguró que “el fenómeno se va a dar, pero todavía no se tiene certeza de la intensidad que va a alcanzar”.
La ocurrencia de las lluvias en el verano beneficiará el desarrollo y el rendimiento de los cultivos. “A veces se reducen las superficies sembradas pero aumentan los rindes”, dijo Carballo. Y agregó que “la posibilidad de conocer anticipadamente este fenómeno ayuda mucho a los productores”.
Además, Carballo advirtió que los productores deben estar atentos porque “la persistencia de lluvias en los años Niño, favorece el desarrollo de enfermedades fúngicas, como roya o fusarium”.
“Frente a un fenómeno fuerte, las consecuencias pueden ser graves en inundaciones y granizo. Como los fenómenos que se registraron en 1982-1983 y 1997-1998” ejemplificó la técnica del INTA.
En cuanto a las zonas afectadas por este fenómeno, existe una influencia probada científicamente sobre el sudeste de Sudamérica: Sur de Brasil, Paraguay, Uruguay, sector mesopotámico argentino y región pampeana.
En esta línea, Carballo señaló que las intensidades varían según las regiones. “En 1997-1998, por ejemplo, los excesos se registraron sobre la zona mesopotámica”, indicó y agregó: Hubo fenómenos que se repitieron sobre la franja semiárida y otros que profundizaron su gravedad el Este del país.