Un estudio del INTA Rafaela indica que cerca del 50% de los tambos argentinos arrendan campos, y sufrieron el tema del costo del alquiler tras la devaluación y el aumento del precio de la soja. Para los tambos con productividad media y alta, en campos arrendados, la rentabilidad siempre fue favorable por sobre el cultivo de soja.
Según Guillermo Draletti, presidente de la Unión General de Tamberos, “históricamente en zonas lecheras el precio de los alquileres fue de 100 a 140 U$S/ha, pero hoy, en zonas agrícolas, lo usual son 15 a 18 qq soja/ha/año (255 a 270 U$S/ha). La conveniencia de arrendar o no, depende de la calidad de las tierras, o de combinar el alquiler de un tambo con el alquiler de campo para cría e invernada de vaquillonas de recría”. “Para agrandarse hay que buscarle la vuelta: el negocio puede ser ubicar las categorías más chicas, las vacas secas, el refugo en campos ajenos, y ganar con la venta de la hacienda. Al tambo le cuesta ser rentable, pero si se revisa el índice soja/novillo, el retorno de la leche cierra”, sostiene el ruralista.
Los técnicos, como el consultor Mario Sirvén, apuestan a expandirse a campos arrendados. “Hay optimismo, y los números cierran. El problema es el desconocimiento de muchos y algunos informes del INTA, donde el costo inmobiliario está sobrevaluado. En zona núcleo, en tierras 50% sojeras 50% lecheras, el alquiler es de 10-12 qq soja/ha, y en un tambo del tipo CREA, de 400 has, con un margen promedio de 300 U$S/ha, se puede contemplar el alquiler de más tierras”, afirmó.
En el centro oeste de Santa Fe y este de Córdoba, por los buenos campos se paga entre 13 y 15 qq de soja por ha y por año, ajustados mensualmente. “En general, y para los productores medios de la zona, a veces se actúa sin analizar demasiado el precio del arrendamiento, porque su mayor preocupación es la escala, que permite mayor facturación”, admite el Ing. Miguel Vega, consultor zonal. “Creo que ante esta coyuntura favorable para el negocio, es propicio pensar primero en la sustentabilidad de la empresa, antes de pensar en agrandarse, independientemente si conviene o no”, concluye, terminante, Vega.
Un nuevo panorama
El área sembrada con soja en los últimos 12 años subió un 270%, mientras que los bajos precios de la leche, la devaluación del peso y la suba de la cotización de la oleaginosa, originaron hacia 2002 una importante desaparición de tambos. La recuperación de los precios en 2003 y la favorable relación producto/suplementos permiten el inicio de una recomposición del rodeo que continúa en 2005. Este año el precio pagado por la industria es de $ 0.47/8 por l y los tambos se estabilizan por aumento individual en la producción. Cerca de 14 mil tambos producirán unos 10 M de l de leche; en función de un mercado firme y buenas condiciones para los productos exportables, muchos productores deberán considerar la posibilidad de arrendar tierras para expandir su producción.
Laura Freidenberg
Especial para Infocampo
