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El mapa actualizado de cultivos extensivos del país ya se publicó y trae importantes innovaciones

La información de la base de datos es de gran utilidad para los investigadores o tomadores de decisiones en general y permite identificar una expansión o una retracción en la agricultura. Cómo se llevó a cabo.

infocampo

Un grupo de especialistas del INTA de 12 puntos del país desarrolló una nueva versión del Mapa Nacional de Cultivos para la campaña 2019/2020.

Esta actualización se llevó a cabo con el objetivo de conocer la distribución espacial de cultivos y sus cambios en y entre campañas agrícolas que describen procesos de expansión, intensificación y rotación agrícola.

Para lograr un desarrollo sustentable, se requiere del conocimiento detallado del uso de la tierra actual y su dinámica temporal para la correcta planificación y ordenamiento del territorio.

Los cambios en el uso del suelo tienen implicancias ambientales, sociales y económicas a diferentes escalas y para la toma de decisiones en esta línea resulta clave el rápido y eficiente acceso a la información, con datos integrados y actualizados.

Uno de los desarrolladores y además especialista en sistemas de información del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, Santiago Banchero, explicó que “la herramienta permite conocer la distribución espacial de los cultivos, estratificar el área para el muestreo a campo y, de esta manera, aportar a las estimaciones anuales de superficie sembrada y rendimientos para cada cultivo”.

Por su parte, el investigador del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, Diego de Abelleyra, ponderó el logro y afirmó: “Por definición, un mapa es una simplificación de la realidad, en la que se ordena una gran cantidad de información de diferentes sistemas agropecuarios de la Argentina en unas pocas clases definidas conceptualmente”.

A diferencia del mapa de la campaña 2018/19, esta nueva versión incorpora cambios que mejoran el detalle y la extensión de la anterior publicación. “Se presentan, en forma separada, los mapas para la campaña fina del invierno de 2019 y de la gruesa del verano de 2020”, remarcó de Abelleyra, y agregó que “se amplió la zona de mapeo al incorporar Corrientes y se extendió la leyenda, lo que permite una mayor discriminación de cultivos tales como arroz y sorgo”.

La realización de inventarios agropecuarios por medio de sensores remotos incorpora la dimensión geográfica y, de esta manera, provee múltiples beneficios. En ese sentido, indicó que “disponer de información espacialmente explícita asiste a la planificación de los requerimientos de transporte y acopio de granos y de distribución de insumos”. A su vez, “permite caracterizar de manera más exacta el ambiente experimentado por cada cultivo mejorando el conocimiento de los controles ambientales del rendimiento”.

En tanto, Santiago Verón, investigador del mismo instituto, indicó que “la realización periódica de mapas anuales a escala nacional posibilitará la generación de una base de datos de historia de uso agrícola de Argentina”. De acuerdo al especialista, “esta base habilitaría la caracterización de las secuencias de cultivos -incluyendo la cuantificación del monocultivo y de rotaciones entre gramíneas y leguminosas– y su impacto ambiental”.

La base de datos podría ser consultada con fines más específicos como la selección de sitios para arrendamiento por el sector privado o para la regulación de este proceso.

Esta información resulta de gran utilidad para los investigadores o tomadores de decisiones en general y permite conocer cambios en la intensificación de la agricultura, por ejemplo, la presencia de simples y dobles cultivos y sus cambios interanuales.

Otro de los beneficios de contar con mapas de múltiples años es identificar y caracterizar procesos de expansión o retracción de la agricultura.

cómo se llevó a cabo

Mediante la utilización de la plataforma Landsat 8, se obtuvieron índices que fueron empleados para hacer clasificaciones supervisadas, es decir aquellas que son entrenadas con muestras de referencia y brindan información georeferenciada del tipo de cultivo y otras clases no agrícolas observadas en un número de lotes o parches a lo largo de la campaña.

Luego de relevamientos a campo y con información complementaria de la campaña agrícola 2019/2020, se obtuvieron muestras de entrenamiento y validación.

Se consideró una zonificación que incluye las principales áreas agrícolas del país y agrupa departamentos o partidos en 15 zonas en función de la distribución y abundancia de cultivos.

Para cada zona se realizaron en forma independiente clasificaciones supervisadas.

A través de la Plataforma Google Earth Engine, se generaron índices que describen la dinámica de la vegetación en distintos momentos.

Para los mapas de invierno 2019 se consideró el período entre el 1 de junio de 2019 y el 31 de diciembre de 2019, mientras que para los de verano se consideró el período entre el 1 de septiembre 2019 y el 31 de mayo de 2020.

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