Un grupo de floricultores mendocinos recibió $150 mil para iniciarse en la producción de bulbos florales, acompañados por extensionistas del INTA Tunuyán.
En el marco de los proyectos especiales del ProHuerta –que en 2017 ya sumó 391 iniciativas aprobadas por $154 millones–, un grupo de 15 emprendedores de Tunuyán recibió un financiamiento de $150 mil, que le permitió comenzar con la producción de bulbos florales para semilla, una actividad nueva para el Valle de Uco, una región que no es tradicionalmente florícola.
Los cultivos uqueños suelen verse afectados por las inclemencias climáticas. En ese contexto, diversificar la producción plantea la posibilidad de contar con una alternativa que les permita equilibrar sus ingresos.
En su finca de nogales y almendros, donde junto con otro productor sembraron bulbos de fresias ,en diferentes variedades, Victoriano Vicente, quien en su juventud pensaba en iniciarse en la actividad, advirtió: “Muchas veces iba a pedir orientación pero había inconvenientes para conseguir los bulbos, era algo inalcanzable”. Ese problema encontró solución mediante la gestión de este proyecto, a cargo de Lidia Quiroga –técnica de la Agencia de Extensión Rural (AER) Tunuyán– y Horacio Peinado –agente de Cambio Rural de INTA La Consulta–. Ellos, con apoyo permanente de María Violeta Piovano –especialista en floricultura de INTA Mendoza–, posibilitaron que este anhelo se concretara en la zona, contaron desde el Instituto.
Según señaló Javier Castillo, jefe de la AER Tunuyán, “el material genético tiene un costo importante”. Con el financiamiento compraron material certificado de buena calidad, para comenzar con la producción, y otros elementos para desarrollar estructuras como minitúneles, para protegerlos.
“Se hizo una gran compra y se pudieron repartir bulbos entre cada productor, para que continúe reproduciendo a gran escala”, relató. En ese sentido, resaltó la importancia cualitativa y cuantitativa de este aporte económico: “Tener más cantidad de bulbos les permitirá acceder más rápido, con más disposición de material para semilla y más disponibilidad de flores, al mercado”.
De acuerdo con Castillo, “la idea es que el grupo le provea de bulbos a los productores de la provincia”. Adicionalmente, se pueden comercializar las flores que se obtienen durante el mismo proceso de multiplicación.
“Es una política del ProHuerta ir generando independencia en los productores para que se vayan autoabasteciendo de su propio material de multiplicación y, a su vez, generando una fuente de trabajo”, recalcó Castillo y agregó que, cuando empiecen a vender los bulbos y las flores, van a contar con “un ingreso genuino” y como “tiene certificación y se manejan determinados parámetros de calidad, se van a ir abasteciendo a otros productores para que obtengan flores de calidad”. Además, aseguró que “es un círculo virtuoso” que llega “no solamente a los que fueron beneficiados directamente, sino a toda la comunidad”.
Hay futuro
“Para algunos productores será una experiencia nueva y para quienes desarrollaban la actividad en pequeña escala, una oportunidad de crecer. Sin el financiamiento del ProHuerta, a través de sus proyectos especiales, este camino hubiera sido difícil, en virtud de que los materiales son costosos y, para quienes están comenzando, el asesoramiento que brinda el INTA con sus técnicos es esencial para superar las dificultades iniciales”, destacaron desde la entidad.
Luis Magaña, otro de protagonistas del emprendimiento, cuenta con las mismas variedades sembradas a campo a pequeña escala, para cuidarlas, detectar si se presenta algún inconveniente e ir anotando su desarrollo. “Tenemos que aprender mucho porque tendemos a una producción de bulbos con certificación, para que tenga un valor comercial importante”, aseguró.
Esta iniciativa fue presentada en el 2016, en la convocatoria nacional de proyectos especiales del ProHuerta –programa del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el INTA– y es una de las dos aprobadas en el área de influencia del INTA La Consulta, trabajada por los extensionistas del INTA, quienes acompañan y asesoran al grupo.
De acuerdo con Castillo, el hecho de que “las zonas más importantes de la provincia para la producción de flores están del Río Mendoza hacia el norte, en la parte de Maipú, Medrano y, fundamentalmente, en el kilómetro 8 de Guaymallén y Las Heras” –mientras Tunuyán está ubicada “en el medio”– es una oportunidad para proveer a localidades como Malargüe, General Alvear y San Rafael, situadas al sur.
Aunque se trata de “una zona que no es demasiado competitiva, porque es bastante fría, la ventaja es que, como no se ha hecho multiplicación de bulbos a gran escala, la tierra está más sana”, indicó. En ese sentido, Vicente expresó: “Esto tiene futuro, lo voy a aprovechar al máximo”.