En una iniciativa conjunta con el programa Prohuerta, el INTA AMBA está entregando pollitos a granjas familiares, comunitarias e institucionales que apunten a la creación de micro emprendimientos productivos.
Los ejemplares son recriados hasta los 30 días de edad en los 24 centros de cría que el INTA posee en la zona de influencia del AMBA, distribuidos en el área que abarcan las ocho agencias de extensión rural de la Estación Experimental Agropecuaria.
Se trata de un apoyo a emprendimientos productivos gestionados por instituciones, escuelas agropecuarias, familias o grupos de productores que asumen responsabilidades en base a un acuerdo establecido con el programa Prohuerta, que provee pollitos de un día de vida de genética INTA, alimento balanceado, la sanidad y el acompañamiento técnico.
Según explica Pablo Barbano, médico veterinario de la agencia Luján del INTA AMBA, estos centros permiten “una crianza más eficiente, donde están contempladas las vacunaciones obligatorias, el seguimiento profesional por los médicos veterinarios, disminuyendo la mortandad en esta etapa, además de cumplir un muy importante rol de centinela sanitario gracias al sólido accionar de la red conformada entre criadores y técnicos de territorio”.
“Los productores familiares y/o promotores que efectúan la crianza en sus domicilios reciben como retribución por la cría el 20% de los animales que quedan luego de las cuatro semanas: vacunados, desparasitados y con la alimentación cubierta durante dicho mes”, resaltó Barbano. Así, con esta modalidad, los avicultores se quedan con un número interesante de aves para iniciar una producción y generar ingresos en la economía familiar.
Los centros de cría proponen el asociativismo como metodología de trabajo a pequeña y mediana escala, y apuntan a cuidar la genética de aves de postura Negra y Rubia INTA, que son muy buscadas por los productores de aves agroecológicos, que trabajan con sistemas productivos sustentables y aves libres de jaula.
Asimismo, la idea es cumplir un rol activo dentro de la vigilancia epidemiológica de enfermedades relacionadas con componente de aves, y disminuir la mortandad de los primeros días de vida debido a errores de manejo.
La creación de los centros de cría se da en el AMBA dado que es parte de la región donde la avicultura industrial cuenta con una alta densidad de granjas intensivas. Desde 2004, la coordinación del Programa Prohuerta AMBA (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación/ INTA) atiende las sugerencias de Senasa y de las cámaras productoras, así como también la coordinación nacional del componente aves de Prohuerta, con una operatoria de funcionamiento única en el país.
“Esta modalidad consta en criarlas hasta los treinta días, en vez de entregar aves con un día de vida como en el resto del país, con el plan sanitario completo hasta esa etapa de crianza, propuesto por Senasa, que incluye la vacunación obligatoria de enfermedad de Marek, dos dosis de enfermedad de New Castle, Gumboro, y Bronquitis Infecciosa, propiciando a su vez la nutrición adecuada en esta etapa, donde los requerimientos que tienen los animales condicionan de plano el futuro desarrollo productivo de las mismas”, explicó el médico veterinario.
Para lograr óptimos resultados, los técnicos tienen una detallada metodología de trabajo para el abordaje territorial que consta en que las aves se entreguen a quienes estén en vinculación con el programa y que, preferentemente, posean gallinero y huerta, así como también formación previa.
Las capacitaciones teóricas y prácticas a los promotores están vinculadas con la multiplicación. En este marco, se brinda asistencia técnica, seguimiento sanitario a centros de multiplicación y de cría, y asesoramiento integral a técnicos y responsables de centros. Finalmente, se realiza la formulación/evaluación y seguimiento de proyectos productivos.