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El INTA destacó la recuperación del trigo y el girasol en 2016

El cereal creció un 17 % en comparación con la campaña anterior, mientras que la oleaginosa registró un incremento del 39%.

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Con una producción mundial récord, el cereal gana terreno en la cosecha argentina. En cuanto a la oleaginosa, el repunte del área de siembra en el NEA representa un incentivo para su producción. La vuelta al uso de tecnología y buenas prácticas, marcan la diferencia.

La reapertura de los mercados agropecuarios, sumado a la mejora en la relación de los precios entre los fertilizantes y los granos, impulsó el crecimiento del área sembrada tanto del trigo como  del girasol. Así, según el Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el cereal creció un 17 %, en comparación con la campaña anterior, mientras que la oleaginosa registró un incremento del 39 %.

De acuerdo con el Informe preliminar de calidad de trigo de la Región Central del país, realizado por el Laboratorio de Calidad Industrial de Cereales y Oleaginosas del INTA Marcos Juárez –Córdoba–, la producción nacional se estima superior a los 14 millones de toneladas, lo que permitirá al país recuperar el lugar histórico que tuvo como productor y exportador de trigo.

“La campaña triguera 2016/17 en la región central del país se caracterizó por los altos rindes y valores intermedios a bajos de contenido de proteína. Hubo rendimientos excepcionales de hasta 100, 90 y 80 quintales por hectárea en algunos lotes de la zona de Montes de Oca –Santa Fe–”, detalló el documento en el que se afirma que, “con 3,3 millones de toneladas de trigo, la provincia de Córdoba tendría la mayor cosecha de los últimos 50 años”.

Según la publicación del INTA, “a pesar de que el productor este año fertilizó con buenas dosis de fertilizantes nitrogenados, incluso en macollaje, los rindes fueron tan elevados que no alcanzaron a frenar la caída de la proteína, dando granos con alto porcentaje de panza blanca, de endosperma muy almidonoso”.

En cuanto a los niveles de proteínas, con un 0,5 % superior a la campaña pasada, se registró “baja cantidad pero de buena calidad”, evaluó el Laboratorio del INTA Marcos Juárez.

Para Carlos Bainotti, especialista en mejoramiento genético de trigo del INTA Marcos Juárez –Córdoba– el trigo es el cereal de invierno más importante de la Argentina y, en la actualidad, hay disponibles un gran número de variedades comerciales de diferentes ciclos y calidades que permiten tener una amplia gama de fechas de siembra y adaptación a diversos ambientes productivos.

“Esta campaña triguera estuvo caracterizada por la ocurrencia de enfermedades como las royas, principalmente la del tallo”, explicó Bainotti quien agregó: “Se registró un porcentaje importante de pérdidas en lotes con variedades muy susceptibles donde una aplicación con funguicida no alcanzó para su el control”.

En cambio, en lotes con cultivares resistentes a las royas ocurrió todo lo contrario: “Se lograron muy buenos rendimientos y sin aplicación de funguicida”, aclaró el técnico del INTA.

Estimaciones del Ministerio de Agroindustria de la Nación indican que en la campaña 2016/17 creció el área sembrada de trigo, maíz y girasol. De hecho, en una jornada sobre perspectivas agrícolas –realizada en la Bolsa de Cereales– se expuso que la novedad de este año es el cereal de invierno debido a que se estima un crecimiento del área en un 17 %. Además, tendrá un crecimiento sostenido por encima del 30 % en producción y podría llegar casi a los 15 millones de toneladas.

En este sentido, Bainotti aseguró que “la campaña 2016 es importante para el país por la cantidad de granos que se van a obtener en toda la región triguera”.

La fertilización fue un aspecto clave de la campaña. “Con un escenario favorable desde el punto de vista de los precios de los insumos, el productor ajustó las estrategias de fertilización en busca de los rindes potenciales”, expresó Bainotti.

Asimismo, el especialista del INTA consideró importante incluir el trigo en la rotación: “Combinar cultivos de invierno y con los de verano o, incluso, rotar con gramíneas es fundamental para la sustentabilidad de los suelos”.

En este sentido, Bainotti hizo referencia a que “existen ensayos que muestran que es muy rentable y sustentable considerar hacer un doble cultivo al año en zonas con buenas precipitaciones, como el sudoeste de Entre Ríos, sur de Santa Fe, este y sudeste de Córdoba y norte de Buenos Aires, entre otras”.

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